Los bomberos protagonizaban el sábado una batalla campal contra el último gran incendio forestal que queda en el sur de California, cuyas llamas obstinadas amenazan a casi 2.000 viviendas y otros inmuebles.
El fuego que se desató en la cima de una colina al noroeste de Los Ángeles avanzaba en su tercer día y a los bomberos les costaba mucho trabajo controlarlo, ya que los vientos cambiantes convirtieron a la primera línea en un blanco móvil.
El llamado incendio María ha quemado unos 38 kilómetros cuadrados (15 millas cuadradas) y generó órdenes de evacuación para casi 11.000 personas desde que comenzó el jueves por la noche.
Las zonas de Ventura oriental, Camarillo, Somis y Santa Paula estaban en peligro, dijeron los bomberos del condado de Ventura.
El viernes, hubo un tira y afloja entre los vientos provenientes del mar y los de tierra dentro. “Desde entonces ha sido una batalla cuesta arriba”, declaró Mark Lorenzen, jefe de bomberos del condado de Ventura. “A medida que los vientos cambian, tenemos abierta una nueva capa de combustible”.
Se teme que los vientos y la baja humedad del aire hicieran que el sábado fuera otro día difícil para los bomberos.