Siya Kolisi sujetó la copa Webb Ellis con sus enormes manos, le dio un beso y la alzó mientras los fuegos artificiales iluminaban el cielo y sus compañeros -blancos y negros- gozaban el momento detrás del capitán. Una victoria por paliza de los Springboks en el Mundial de Rugby. Otro momento trascendental de la Sudáfrica después del apartheid.
Liderado por su primer capitán negro en los 128 años de historia de los Springboks en el rugby, el equipo multirracial de Sudáfrica vapuleó el sábado 32-12 a Inglaterra para conquistar su tercer campeonato mundial. La victoria les dejó empatados con Nueva Zelanda con la mayor cantidad de títulos en el torneo. “Tenemos muchos problemas en nuestro país”, dijo Kolisi, de 28 años. “Un equipo como este -de diversos orígenes, diversas razas- nos unimos con un solo objetivo”.
Agradeció a los sudafricanos en las granjas, en las tabernas, en los pueblos y en las calles. “Te amamos, Sudáfrica”, dijo un emocionado Kolisi. “Somos capaces de hacer realidad cualquier cosa si trabajamos en conjunto”.
Kolisi temblaba con la adrenalina cuando cantó efusivamente el himno nacional previo al inicio de la final en el Estadio Internacional de Yokohama, y luego fue el eje del impresionante despliegue de los delanteros de los Boks, que fueron una pesadilla para los ingleses con su tradicional dominio en las jugadas con pelota detenida para tomar la manija del partido.