Partidos como la CUP, además de numerosos activistas e intelectuales del independentismo, defienden lo sucedido como «autodefensa» frente a la violencia policial. Pese a ello, las imágenes que han publicado los medios de comunicación demuestran que se están produciendo reiterados actos de vandalismo, violencia contras las fuerzas el orden, y contra conciudadanos, cortes de carreteras y de vías de tren, acoso a periodistas, boicots a políticos y a actos de partidos constitucionalistas.
La última muestra de esta racha se produjo este lunes 4 de noviembre en Barcelona, justo tres semanas después de el asedio a El Prat: grupos de manifestantes impidieron por la fuerza que invitados a la entrega de los Premios Princesa de Girona asistieran al evento. Mientras personas movilizadas por los Comités de Defensa de la República (CDR) y por otros colectivos del independentismo increpaban e insultaban a los asistentes, representantes de ERC y de Junts per Catalunya, las dos formaciones que gobiernan en coalición en Cataluña, secundaban la convocatoria. No es la primera vez que esto sucede: el presidente de la Generalitat, Quim Torra, o el presidente del gupo de ERC en el parlamento catalán, Sergi Sabrià, jalearon en su momento el intento de ocupación de El Prat, una acción que canceló más de cien vuelos y dejó 75 heridos por los choques con la policía.