A media tarde del 9 de noviembre de 1989, jueves, en una rueda de prensa, Günther Schabowski, dirigente de República Democrática Alemana, hacía saber a los periodistas extranjeros que los ciudadanos orientales podían salir del país a través de los puestos fronterizos. Al preguntar los periodistas sobre cuándo entraba la orden en vigor, dijo las palabras mágicas: “De inmediato”. E inmediatamente cientos de miles de personas se dirigieron al muro de Berlín, donde los guardias fronterizos no hicieron nada para contener la avalancha, y cruzaron a la República Federal Alemana (RFA). El muro de Berlín había caído.