Ocho días, quince días, un mes, el promedio de días sin agua es una cuenta que ya perdieron los vecinos del municipio Chacao. Ahora llevan las cuentas por pagar: la de los bidones y las cisternas
En el municipio Chacao, estado Miranda, se impuso la ley de los grifos secos. Desde 2014 a la fecha los vecinos sufren un severo plan de racionamiento. Ocho días, quince días un mes, el promedio de días sin agua es una cuenta que ya perdieron los vecinos. Ahora llevan otra contabilidad: la de los bidones y las cisternas.
Por sus calles no se ven las largas colas de vecinos detrás de un chorrito o de un camión cisterna. Eso no quiere decir que el problema sea en menor escala. Son muchas personas de la tercera edad, las que, por ejemplo, viven en el casco central del municipio, quienes están encerradas en sus apartamentos con los grifos secos.
Se ven imposibilitados de cargar tobos dos o tres veces al día para poder cocinar o bajar la poceta.
Pedro García, vecino y comerciante, dice con amargura que esta situación sin agua se acentuó luego de las protestas de 2014.
Juan Carlos Antoliz, residente y dueño de un puesto de perros calientes, también dice lo mismo. “Antes no pasábamos estas penurias”.
Antoliz, que estaba recargando siete botellones de cinco litros, se pegó a una cisterna que surtía a un colegio y a un dispensario a dos cuadras de la plaza Bolívar. Con esa agua limpia el carrito de comida y medio asea su casa, contó con resignación.
En los rostros de los lugareños se ve la molestia ligada con desesperanza por los grifos secos. “Es una situación que no habíamos vivido nunca. Llevo 22 años como conserje en este edificio, y hoy estoy sin una gota de agua para bañarme y para hacerle la comida a mi nieta. Me estoy quedando ciega y tengo problemas en la columna. Esto no lo merecemos, en ninguna comunidad, pasar tantos días sin agua. Le pido a Dios que se apiade de nosotros. Oro todos los días para que este país mejore”, manifestó la señora Ana Díaz, quien estaba pendiente de un tanque que descargaban unos árabes en un comercio. “Le voy a pedir agua, ellos no me van a decir que no”, frase que le hizo brotar unas lágrimas.
Y es así, Sef Sareim comentó que a él le da pena negar el agua a los vecinos. Si su tanque tiene, así sea poca, surte a quien llega a su comercio.
Un vendedor de agua potable indicó que, ante la falta de agua en los grifos, ahora hay mucha demanda de botellones. Meses atrás vendía 20 diarios y ahora pasa de los 60. La gente usa esa agua no solo para tomar, también la compran para bañarse.
A Naser Buzzi, residente, le ha tocado varias veces y ha tenido que buscar agua en los manantiales del Ávila o en el restaurante El Mundo del Pollo, un local ubicado cerca del centro comercial San Ignacio, que ya es conocido en todo Chacao, pues es la fuente de abastecimiento de muchas comunidades.
En ese local hay, según los beneficiados, un manantial, “y si no fuera porque los dueños son solidarios con la gente, aquí estaría seca. Esta es la quinta vez que vengo”, dijo José Barrios.
Él con un carrito de mercado carga cinco botellas. No puede más porque luego no aguanta la columna. Pasadas las 10:00 de la mañana llegó al estacionamiento del restaurante a hacer su cola, en compañía de otros vecinos.
Yánez Povea, habitante de El Pedregal, también estaba en la fila, molesto por la situación que empeoró a raíz de la construcción de nuevos urbanismos de la Misión Vivienda y del sector privado. “No se preocuparon en agrandar y mejorar las redes de distribución y ahora estamos con los grifos secos. En la urbanización donde vivo desde hace ocho días no entra agua de la calle”, destacó.
En horas de la tarde es cuando más personas se acercan al local para abastecerse. Otros pagan cisternas en 70 y 100 dólares.
Por las calles de Chacao es frecuente el paso de camiones surtidores, uno tras otro, van llenado edificios de oficinas y comercios.
En este municipio son frecuentes las protestas. El 6 de octubre, y también en septiembre, tomaron las calles para exigir la continuidad del servicio.
Han ido a la sede de Hidrocapital a pedir respuestas. También a la alcaldía que maneja Gustavo Duque, “pero no hay respuestas serias”, denunció Yánez Povea.
En julio pasado el gobernador de Miranda, Héctor Rodríguez, dijo que enviaría 500 tanques de almacenamiento a los municipios Chacao, Baruta y El Hatillo.
Respuesta que, de acuerdo con los vecinos, quedó pequeña ante la emergencia que se vive a diario.
Problemas frecuentes
El alcalde Gustavo Duque informa por las redes vecinales que, según la información recibida por Hidrocapital, se presentaron problemas con una válvula principal de gran diámetro que alimenta todo el municipio. Indicó que estaban realizando la reparación para poder darle apertura.
De acuerdo con la compañía, la actividad es complicada. “Esperemos que la empresa hidrológica cumpla su palabra y brinde el servicio en los tiempos que anuncia y con el debido nivel de presión llegue a todo el municipio”, informó el alcalde a los vecinos.
Para la fecha de publicación de esta nota estaba entrando agua de la calle a varias comunidades bajas. Otras, la mayoría del municipio, seguían sin agua.
Hasta la semana pasada, lo que refiere Gabriel Santana, dirigente político y quien ha liderado las últimas protestas por las deficiencias de los servicios públicos, 90 % del municipio estaba seco.