Tras las graves inundaciones en los últimos días, el Gobierno de Italia decretó estado de emergencia en Venecia, y aprobó una inversión de veinte millones de euros como primera ayuda a los damnificados.
Las autoridades avanzan en un plan que estipule las indemnizaciones y para refinanciar la ley especial de 1973 que se encarga de proteger Venecia y sus aledaños.
La ciudad de los canales, Patrimonio de la Humanidad, se inundó en la noche entre el 12 y 13 de noviembre por un aumento de la marea de 187 centímetros, el nivel más alto desde que en 1966 se alcanzaran los 194 centímetros, y se registró una víctima mortal
La atención se centra en los daños que haya podido sufrir la basílica de San Marcos, cuya cripta quedó completamente anegada, empapando los sarcófagos de los patriarcas y los mármoles y mosaicos que la decoran.
Pero también se trata de establecer si las infiltraciones de agua salada y sucia han afectado a los propios edificios venecianos, para lo que los técnicos del ministerio, policía, bomberos y Protección Civil ya están manos a la obra desde la mañana del jueves.
La borrasca, que dejará nieve a cuotas bajas, lluvias y viento, podrían determinar situaciones hidrológicas críticas.
Esto supone que se inundará de nuevo en torno al 65 % del casco urbano veneciano.