Las familias usan bolsas de plástico para desechar las heces en el basurero de esta comunidad de Charallave
En la comunidad de La Horquilla, en Charallave, la modernidad se detuvo, ya que existen casas que no tienen baños y ponen en riesgo la salud de niños pequeños. Los coordinadores de los programas de sustitución de ranchos por casa y reparación de viviendas olvidaron a estas familias.
Juan Díaz, tiene la edad de Cristo, y, como el redentor, se sacrifica como mototaxista en la entrada del ferrocarril. Vive con su pareja Yelitza y seis niños: Anthony de 16 años, Vismar (14), Yeimely (7), Juan (5), Yireth (3) y Samuel, que está recién nacido. Habitan un rancho en condición precaria, con un techo dañado que obliga a que las ollas salgan de la cocina para recibir el agua que cae sobre el piso de tierra. Muchas veces la lluvia moja colchones y ropa.
Hace un año el titular local de vivienda, Alexis Quintero, llegó con bolsas de comida. Se tomó llamativos selfies y luego desapareció.
La insalubridad es una amenaza constante en este rancho, ya que carece de baño. La familia usa bolsas de plástico para desechar las heces en el basurero.
Sostener este hogar es un reto económico para Juan Díaz. Les llega la caja Clap, pero con los recortes de productos, sólo dura cuatro días. “En la moto hago Bs. 12mil o 15 mil. A veces 20 mil. De allí tengo que sacar para el diario. Compro sardinas o granos. A veces trabajo hasta tarde en la noche, para comprar un pollo en un combo que dan en el parque El Bosque”, señaló. Si Díaz comprara cauchos o aceite de motor, su familia no comería.
Más arriba, en la parte alta de La Horquilla, otro hogar sufre similar caos. Betsabé Soto, de 30 años, vive con sus dos hijos Oriangely de 6 años, Kely de 3 años y una hermana de 18 años.
El deterioro del techo hace que la lluvia penetre los cuartos y muebles. La humedad afecta la salud de los niños que no salen de una gripe. La bolsa es usada para eliminar el excremento porque no hay baño.
Ningún organismo ni el consejo comunal han inspeccionado la casa. Le llega la caja Clap que procura rendir. Cobra el bono y le alcanza para comprar plátano, yuca, queso y aliños que maquillan el plato. Y en ocasiones le sirve para comprar la caja.
Ambas familias esperan que el olvido no liquide su dignidad, ya maltratada y las autoridades las ayuden.
MIP-TUY Agencia