Dos astronautas salieron el viernes de la Estación Espacial Internacional por segunda semana consecutiva para reparar un detector de rayos cósmicos, un artefacto que cuesta 2.000 millones de dólares.
Luca Parmitano cortó ocho tubos de acero inoxidable usando cortadoras de pernos similares a las que se venden en las ferreterías. Con ello prepararon el terreno para instalar nuevas bombas de enfriamiento en una tercera caminata espacial el 2 de diciembre.
Parmitano tuvo que cortar los tubos en un orden específico y notificó al Control de Misión cada vez antes de cortarlos. Su compañero de caminata espacial, Andrew Morgan, lo cubrió en todo.
La NASA comparó el trabajo con la cirugía de bypass cardíaco. Se requieren al menos cuatro caminatas espaciales para reparar el espectrómetro, que desde hace ocho años y medio busca la esquiva materia oscura y la antimateria. Sin el nuevo sistema de enfriamiento, fracasará el experimento, dirigido por un premio Nobel.