Luis Beltrán González, paciente de esquizofrenia de 54 años de edad, murió víctima de los batazos que le dio un hombre que lo acusó de haberle roto uno de los vidrios de su vehículo. El hecho ocurrió el 30 de noviembre y fue a las 10 de la noche de ese día cuando falleció en el Hospital Universitario de Caracas por traumatismo craneoencefálico.
González, quien desde los 18 años fue diagnosticado con esquizofrenia, vivía en la calle en Los Jardines de El Valle. Sus familiares cuentan que mientras hurgaba en un contenedor de basura, fue atacado a piedras por unos jóvenes también en situación de calle y él respondió.
Durante la “guerra de piedras” una de las rocas quebró el vidrio delantero de un carro estacionado por la zona. El dueño salió de su vivienda enfurecido y exigió explicaciones a quienes estaban cerca. Según los deudos de González, los jóvenes que lo habían atacado lo culparon. El propietario del vehículo sacó un bate y se fue hasta el contenedor de basura y lo golpeó varias veces en el cráneo hasta que lo dejó inconsciente.
Un vecino que conocía a González lo llevó hasta el Hospital Universitario de Caracas, y en el área de ingreso le informaron que no lo podían atender porque no tenían insumos para realizarle las tomografías. En ese momento la familia de la víctima y se negó a sacarlo. Exigieron practicarle, al menos, los primeros auxilios. Al final lo aceptaron y fue en ese centro donde murió.
Desde que fue diagnosticado de esquizofrenia, González inició su tratamiento y acudía semanalmente al área de psiquiatría del Seguro Social de Sebucán, municipio Sucre. La medicación funcionó y por años laboró en el área de servicio de Hotel Eurobuilding.
A pesar de la estabilidad lograda, en 2017 González dejó su tratamiento y abandonó su hogar para vivir de la calle.
Sus familiares detallan que se mostraba desorientado, un día dormía en su casa y al otro no, y se alimentaba de lo que conseguía en los contenedores de basura. La situación llegó al punto que abandonó a su pareja y a las dos hijas que le ayudó a criar desde que eran pequeñas. Las hijastras actualmente tienen 14 y 18 años, respectivamente.