El pasado miércoles 13 de noviembre en horas de la noche decenas de objetos luminosos pudieron ser apreciados en el cielo venezolano. Aparecieron alrededor de las 7:00 pm y el avistamiento pudo ser verificado en varios estados del país. El hecho extraordinario de que los elementos formaban una línea virtual de indecible longitud —un espejismo de trenes ingrávidos—, exaltó sobremanera a los testigos presenciales. Momentos después, cuando los diversos registros fotográficos pudieron ser cotejados, se evidenció la similitud del fenómeno con otro producido el 24 de mayo pasado en el hemisferio norte, y que correspondió con el lanzamiento de una serie de satélites por parte de SpaceX, empresa del científico y empresario Elon Musk. Esta vez, por tanto, resultó una falsa alarma, si bien el alcance del experimento invoca por enésima ocasión nuestra incierta relación con el espacio exterior.
ANTECEDENTES
En la madrugada del 29 de noviembre de 1954, el cubano Gustavo González y su ayudante, el caraqueño José Ponce –ambos repartidores–, habían parado en la puerta de la Industria Nacional de Embutidos Schefer en Petare para cargar su camioneta, como solían hacer cada madrugada. De pronto, la calle Buena Vista, que estaba totalmente oscura, se iluminó de forma sorpresiva como si fuera pleno día. González paró el vehículo y ambos amigos vieron que la fuente de aquella luz era un objeto esférico. Estaba flotando a escasa altura en medio de la vía.