Miembros de la comunidad, y vecinos del sector, no están de acuerdo con los términos del proyecto Caracas Ciudad de las Artes en Sebucán, y denuncian que se está privatizando parte de la institución
Estar en casi cualquier espacio de la UCV es ver en pequeño al país, y en específico, la decadencia de un sistema educativo que se sostiene más por resiliencia de su comunidad que por otras razones.
La Escuela de Enfermería, ubicada en la avenida Miguel Otero Silva de Sebucán, no es ajena a ello, pues entrar y recorrer sus pasillos, es observar de cerca una universidad que se ha visto asfixiada por un presupuesto insuficiente y, en ocasiones, por personas que forman parte de ella.
Recientemente, profesores, alumnos y vecinos se dieron cita para hablar de un proyecto que fue aprobado por la Fundación Fondo Andrés Bello de la UCV (FFAB) y el rectorado, con el que no están de acuerdo en su ejecución, al menos no en los términos actuales.
El proyecto, según declaraciones de la profesora Juana Rodríguez, forma parte de la iniciativa Ciudad de las Artes de la FFAB, y pretende instalar un complejo cultural y deportivo dentro de la Escuela. Según Rodríguez, “la Fundación se escuda en la necesidad de visibilizar nuestra escuela, y en la autogestión de la universidad para sustentarse económicamente, pero lo hacen sin tomar en cuenta el impacto ambiental, las molestias que pudiese generar a los vecinos del sector, y lo más importante, el origen del espacio, ser una institución educativa”.
“Desplazados en su propia casa”, así declaran sentirse los miembros de la comunidad universitaria al no ser consultados sobre la ejecución del proyecto, y ver como hoy sus espacios peligran ante una obra que no toma en cuenta nada más allá de lo comercial.
Contra el medio ambiente
El proyecto se aprobó en 2015, pero no fue hasta 2017, luego de la licitación a Paria Sport para realizarlo, que los trabajos iniciaron, Rodríguez comenta que “la alerta se encendió cuando empezamos a ver la tala de árboles de un momento a otro, lo que nos llevó a investigar y ver lo que había detrás de eso”.
Según el documento donde se describe el proyecto, y su permiso original, la tala moderada y descope solo incluía 12 árboles que rodeaban la cancha de fútbol, pero dos años y otros permisos después, la cifra es de 82, de los cuales varios han sido talados en su totalidad.
Además, el remozamiento de las canchas incluye la instalación de un nuevo gramado, que sustituiría al actual de grama natural por uno de grama artificial. “Esto es inaceptable en pleno siglo XXI, cuando sabemos la importancia de mantener espacios naturales en pro del medio ambiente” denunció Rodríguez.
¿Privatización del espacio?
Bertha Rendo, vecina de la Urbanización Sebucán, mientras lee el título del contrario firmado entre la FFAB y Paria Sport, señala que “el problema con este proyecto no es solo que no se toma en cuenta a la comunidad, o su impacto medioambiental, sino que, desde el inicio, se plantea como un proyecto de explotación comercial en un espacio dedicado a la educación”.
“Aquí no se habla de refaccionar o acomodar unas canchas, que sería bien recibido, sino de la construcción de un complejo deportivo que será utilizado para fines comerciales”, puntualiza. “Nosotros toda la vida hemos convivido con la escuela de fútbol menor que practica en la cancha todas las tardes, y no tenemos ningún problema con ella. Sin embargo, el que se quiera construir acá todo un complejo deportivo que no toma en cuenta a la Escuela de Enfermería, y que, además, pondrá nuevas reglas de juego respecto al uso y disfrute de los espacios, es distinto”, comenta.
El problema va más allá, porque no solo se utilizará el área de las canchas, sino que también pretende tomarse otros espacios para dedicarlos a menesteres distintos a su función original. El ejemplo más claro, es un aula que hace poco los estudiantes y profesores propusieron convertir en una nueva biblioteca para la Escuela, ahora, ese espacio será utilizado para la instalación de un café o restaurante privado.
RECUADRO
La escuela no se beneficia
Según la investigación hecha por los vecinos, y corroborada a través de los documentos legales del proyecto, el monto aprobado para la ejecución del mismo es de 700.000 dólares, y fue un aporte realizado por el British School de Caracas.
“Cabe preguntarse, ¿qué hubiese pasado si se destinara una parte de los fondos, quizás 100.000 o 200.000 dólares, para el remozamiento de la Escuela? Seguro estaría en un estado mucho mejor que el actual, donde los techos están por colapsar en algunas zonas, las filtraciones hacen estragos, gran parte del mobiliario no funciona, y los baños están en un estado inaceptable, todo por falta de presupuesto”, comentó Bertha Rendo.
“Se sabe que el monto de entrada recibido por el Fondo Andrés Bello para la ejecución del proyecto fue de aproximadamente 13.000 dólares en 2017. Este dinero debía ser invertido en la Escuela de Enfermería, y a la fecha no se ha visto ninguna mejora”, agregó. “Cuando nosotros hablamos con la presidenta del Fondo Andrés Bello, Zulma Bolívar, sobre la posibilidad de destinar parte de los fondos en la recuperación de nuestros laboratorios, y la compra de material para las prácticas, nos respondió que eso no le interesaba, y que los fondos aprobados ya estaban asignados en su totalidad” dijo Mariana Texeira, estudiante de la Escuela.
Pedro Reyes/El Pitazo