De acuerdo a la versión policial, Juan Eduardo Calzadilla Vivas (38) murió en un presunto enfrentamiento con funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), pero sus familiares negaron que el hombre hubiera estado armado el pasado miércoles 18, a la 1:00 de la tarde, cuando ocurrió el suceso en un local comercial, ubicado en el barrio La Ceibita, de El Valle, el cual es utilizado para distribuir los productos del CLAP, y donde la víctima vendía comida.
También trabajaba como taxista con un carro propiedad de una hermana, en una línea ubicada en Colegio de Ingeniero, en Los Caobos.
Al hombre lo vinculaban con el homicidio del detective del Cicpc, Daniel Rojas, adscrito a la División Contra Bandas, hecho ocurrido el pasado sábado en horas de la noche, pero sus familiares sostienen que él no estaba en el barrio ese día.
Los delincuentes habían obligado al funcionario a irse del sector y este, para preservar su vida, se mudó. Pero como allí vivía su pareja, acudía a visitarla regularmente, como hizo el sábado en la noche, cuando se encontró frente a la cancha con tres de sus enemigos, quienes desenfundaron armas y se registró un enfrentamiento.
Dos de ellos murieron. Uno tenía 15 años y el otro fue identificado como José Bermúdez, de 18 años. El tercero está recluido en un centro asistencial bajo custodia policial. Rojas también resultó herido y murió en el traslado al hospital.
El pasado miércoles subieron los funcionarios del Cicpc en busca del resto de los involucrados en el crimen del compañero.
Los parientes de Calzadilla dijeron que los funcionarios irrumpieron violentamente en el local, sacaron a empujones a la gente, a las mujeres las arrastraron por los cabellos y a la madre de Calzadilla -que intentó defenderlo- la encerraron en una peluquería.
A un vecino que fue sorprendido grabando con su celular, le dieron un cachazo y le rompieron la cabeza.
Ella asegura que desde su lugar de encierro escuchó las detonaciones y dice tener testigos de que su hijo no estaba armado, pues “lo único que tenía en las manos era el punto de venta”.
Según la madre, a Calzadilla lo pusieron a disparar una pistola y luego se la “sembraron”. Calzadilla estuvo detenido por homicidio en el año 2012, fue condenado a cinco años de prisión y pagó solamente 2 años, pues lo liberaron quedando bajo régimen de presentación.