Dependientes de la extinta Alcaldía Metropolitana pidieron la misericordia del presidente Nicolás Maduro, “como trabajadores chavistas que somos”, para que les cancelen las deudas acumuladas
Este miércoles 29 de enero, un grupo de extrabajadores de la extinta Alcaldía Metropolitana de Caracas tomó las instalaciones de la Catedral de Caracas en señal de protesta por deudas acumuladas.
De acuerdo a Orlando Lezama, representante de la mesa de exempleados de dicha institución, se presentaron al lugar “pidiendo la misericordia del presidente Nicolás Maduro como trabajadores chavistas que somos”.
Por su parte, el cardenal Baltazar Porras desmintió que se hubiese producido el secuestro de un seminarista y dos religiosas.
En 2017, a través de la Asamblea Nacional Constituyente, se decretó el cese de funciones de la Alcaldía Metropolitana de Caracas. Con esto, más de 4.000 personas quedaron sin empleos y hasta ahora no se le han cancelado lo correspondiente a su liquidación y prestaciones sociales.
Lezama indicó que solicitaron la mediación del padre Newman Molina y la presencia de las autoridades de la Vicepresidencia de la República, del Ministerio de Trabajo y la Junta de Supresión y Liquidación de la Alcaldía Metropolitana de Caracas.
El representante sindical aseguró que: “Si este pedimento no surte efecto nos declararemos en huelga de hambre”.
20 dólares diarios
Jubilados y pensionados protestaron este miércoles para exigir que el pago de pensiones sea equivalente a 20 dólares diarios, pues afirman que lo que cobran no les alcanzan para satisfacer sus requerimientos.
El representante de este sector, Luis Cano, indicó que se sumaron a la recolección de firmas que están haciendo otros gremios y que las rúbricas serán entregadas al Ejecutivo Nacional en el Palacio de Miraflores y también acudirán a la Asamblea Nacional.
El dirigente sindical alega que lo que perciben a penas solo sirve para pagar pasaje mínimo.
Denunció que el gobierno del presidente Nicolás Maduro, con la implementación de la criptomoneda petro, está obligando a los jubilados amanecer en los establecimientos donde los acepten, debido a que no hay una plataforma amplia para recibir la moneda.