El Getafe dio un puñetazo encima de la mesa para postularse como un candidato definitivo a terminar la Liga entre los cuatro primeros después de ganar 3-0 al Valencia, incapaz de hacer frente a un grupo excelso dirigido por el incombustible Jorge Molina, autor de dos de los tantos de su equipo.
El equipo de José Bordalás parece no tener límites. Es una realidad. Nadie puede dudar de por qué es tercero en la clasificación. Está intratable y el Valencia, otro candidato a jugar la Liga de Campeones, fue literalmente arrollado por el cuadro azulón.
El duelo era muy esperado en el Coliseum. Desde la temporada pasada nació una rivalidad inédita gracias a la aparición repentina en la elite del Getafe, que, de repente, y desde hace ya dos cursos, se codea con los grandes y pelea por un puesto de Liga de Campeones.
El año pasado se lo arrebató el Valencia en la última jornada. En los cuartos de final de la Copa del Rey, también eliminó al Getafe en dos duelos calientes que acabaron a porrazos tras el choque de vuelta. Y, este año en Liga, el 3-3 final en Mestalla culminó con una posible mano de Marc Cucurella que no pitó ni el árbitro Munuera Montero ni el VAR.