Khanysia no vio la trampa que colocó el cazador furtivo en el Parque Nacional Kruger de Sudáfrica. Cayó con la cabeza de frente a la trampa de alambre afilado, que cortó su hocico, cara, y bajo su oreja y mentón.
Pasaron días antes de que la elefanta albina de 4 meses fuera encontrada muy deshidratada, pero viva, y llevada al Centro de Rehabilitación y Desarrollo de Elefantes Hoedspruit, a tres horas de distancia.
Un mes después, Khanysia, llamada así por la palabra luz en tsonga, pesa saludables 150 kilos (330 libras), engorda 500 gramos (1 libra) a diario y pasa su tiempo jugando con sus cuidadores. “Es una pequeña elefanta albina, así que es un poco diferente que un elefante normal sólo en cuidados, sobre todo cuando el sol es más bien fuerte”, dijo Adine Roode, fundadora del centro, en el corazón de la reserva natural Kapama. “Debido al conflicto animal humano, estamos con huérfanos. Al decrecer la tierra y hábitat, en el futuro veremos un aumento de elefantes huérfanos”.
Durante los últimos 22 años, el centro ha cuidado a elefantes huérfanos y ahora tiene 17 paquidermos en el sitio, agregó. Los elefantes jóvenes con el tiempo son liberados a la reserva natural privada, indicó.