El dirigente nacional del partido Soluciones para Venezuela destaca que su organización política se encuentra sumando voluntades y preparándose de cara a las elecciones a la Asamblea Nacional
«La concentración absoluta de poder siempre tiene consecuencias, porque genera visiones muy lineales poco comprensivas de la diversidad de una sociedad, así como imposiciones y costras de privilegios, dificultando la autocrítica que da lugar a la solidaridad automática por lo que se percibe que cualquier observación puede ser una conspiración».
Así se expresó Claudio Fermín durante visita a la ciudad de Guarenas la tarde noche del pasado jueves para reunirse con dirigentes de su organización política, Soluciones para Venezuela, así como amigos, simpatizantes, vecinos y comerciantes. En esta gira por esta ciudad mirandina dijo además que esa gran concentración de poder de los últimos años tampoco fue producto de una arbitrariedad, que pudo tener algunos componentes, pero también tuvo su origen popular. «Hubo un momento que la fórmula del presidente Chávez arrasó en unas elecciones presidenciales, legislativas, municipales, y eso trajo como consecuencia una hegemonía. Por supuesto que ese arrase, en mi opinión comprobable, y no es una invención mía, hubo algunos componentes como el llamado de no ir a votar. Chávez gana la primera elección con más del 50 % de abstención, luego se ganaron otras elecciones por parte de ellos, y en algunos de estos procesos, sectores de la oposición convocaron a la abstención, pensando que era un método para demostrar convocatoria y poder», expresó.
«En los últimos 15 años, el poder estaba muy concentrado en una sola visión, en el poder del ejecutivo nacional, de las gobernaciones, alcaldías, militar y judicial, incluso el poder de la Asamblea Nacional (AN), pero en los últimos cuatro años el liderazgo del chavismo perdió espacio en este parlamento nacional, que también formaba parte de esa concentración de poder», agregó. «Hace cuatro años, con un resultado adverso y utilizando mecanismos de poder hicieron que esa Asamblea Nacional fuera declarada en desacato y suplida de inmediato por el Tribunal Supremo de Justicia. Es decir, hubo una pérdida en la preferencia pública y electoral, pero esa perdida fue invalidada y se empezó a legislar vía TSJ, y luego por la Asamblea Nacional Constituyente; tema apasionante que debemos evaluar todos los venezolanos».
Destaca Fermín que lo que quiere decir es que ha habido una edificación, una arquitectura de concentración de poder, «y recuerdo que Chávez planteó en una ocasión el partido único, y compañeros del Gran Polo Patriótico hicieron resistencia a esta propuesta, como fue el caso del MEP y el Partido Comunista, y pudo ser detenida esta filosofía de control absoluto, de línea vertical y hegemonía, que también debe ser materia de estudio y análisis de los venezolanos, porque la concentración de poder puede lucir eficiente, pero puede ser menos representativa».
«Hay otro poder»
«Ahora, me pregunto, ¿esa concentración de poder será la única en el país? Creo que no es la única. Tenemos un poder ejecutivo, administrativo y legislativo, pero del otro lado un poder político que ha tenido gran ascendencia sobre algunos medios de comunicación y vínculos de relaciones externas, que se manifiestan a través de fraseologías que se escuchan a diario, como son ‘tenemos 50 países, tenemos a Trump, tenemos a Almagro y a la Unión Europea’. Eso es mucho poder, pero con una particularidad, que se parece mucho al poder del gobierno, porque está concentrado en pocas manos y no ha sido disperso, regado en el país, repito es un poder concentrado», criticó. «Hemos visto cómo en la realidad histórica y realidad social venezolana, la palabra democracia cada quien la usa desde su perspectiva, cuando democracia es inclusión, cohabitar, compartir, pluralismo, participación. El poder como que se ha ido achicando, el grupo del alto gobierno cada vez es más pequeño, y el poder se ha concentrado en 5 o 6 personas. Aunque el discurso y la narrativa oficial es de inclusión, poder popular y participación, en la práctica es muy poco, creo que se fue acabando como cuando una vela se va consumiendo», explicó.
«Ahora me voy al lado venezolano de los que se llaman demócratas, que critican la concentración de poder y el continuismo, como lo hicieron con Chávez, que gobernó 14 años, pero muchos de ellos tienen 20 ,19 o 18 años dirigiendo sus partidos, por lo que me pregunto cómo se come eso. No quiero meterme en eso, porque es problema de los asociados de cada organización, simplemente observo como venezolano, que el fenómeno cultural y la manifestación política de concentración del poder, no es verdad que solo sea del gobierno. Es también de quienes se llaman democratizadores o de los que proponen cambios, porque veo que desde hace 20 años es el mismo grupo, como es el mismo que dirige el gobierno, porque no ha habido alianzas e incorporaciones. Veo un solo grupo que dirige la oposición, y son los mismos que con sus cosas buenas, malas o regulares, decidieron el paro petrolero hace 18 años, lo de la Plaza Altamira para poner a confrontar a nuestros oficiales de las fuerzas armadas, los mismos que apoyaron El Carmonazo, la abstención del 2005 para las elecciones a la Asamblea Nacional, las guarimbas, declaración de ausencia absoluta del cargo de Nicolás Maduro, los que dijeron ‘te saco en seis meses’, o el sí o sí el año pasado en la frontera en Colombia».
RECUADRO
No es un solo núcleo
«Lo que quiero exponer es que así como en las dictaduras hay un solo frente de poder, aquí en Venezuela tenemos un modelo político sumamente extraño, porque el poder no solo está concentrado en lo que están en el gobierno. Veo que este modelo polarizado es peor, porque no es un solo yunque, son dos, y si es chavista y decide denunciar algo o disentir, es declarado traidor a la patria, se trata de imponer una solidaridad automática. Y si se le ocurre a alguien decir que la abstención es un error gravísimo que le quita al pueblo su expresión de manifestarse a través de su herramienta democrática como es el voto, o que lo del 30 de abril fue un golpe de Estado fallido, y no estar de acuerdo con la intervención en Venezuela, es declarado colaboracionista o que está forrado en dólares. Estamos prisioneros de un modelo polarizado y que tenemos que andar finitos con lo que digan los extremos, como si en ambos lados todo es perfecto».
Martín Lobatón M.
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