Afganistán se despertó el sábado con la esperanza de que la tregua que da comienzo y debe durar una semana se aplicará en el terreno, requisito previo esencial para la firma de un acuerdo entre Estados Unidos y los talibanes.
«Es la primera mañana en la que puedo salir sin miedo a que me mate una bomba o un ataque suicida», declaró a la AFP Habib Ullah, taxista en Kabul. «Espero que esto dure para siempre».
Qais Haqjo, forjador de 23 años, se mostró menos optimista. «Creo que los estadounidenses están huyendo y abriendo el camino para que los talibanes vuelvan y gobiernen el país como en la mitad de los años 1990», dijo en su taller en la capital afgana. Para él, «la paz no llegará en este país».
Se supone que esta tregua parcial, o «reducción de la violencia», demuestra la buena fe de los insurgentes antes de la firma de un acuerdo histórico con Washington a finales de mes sobre una retirada gradual de las tropas estadounidenses a cambio de garantías de seguridad.