La ONU reseñó este martes que una de cada tres personas en Venezuela tiene dificultades para llevar comida a la mesa y consumir los mínimos nutricionales necesarios, según una encuesta realizada en el país por el Programa Mundial de Alimentos.
La encuesta, basada en 8375 cuestionarios, revela que un gran número de venezolanos solo comen diariamente cereales, raíces o tubérculos y que la hiperinflación ha hecho que sus salarios no lleguen para comprar los bienes más básicos.
Un total de 9,3 millones de personas, aproximadamente un tercio de la población, sufren lo que técnicamente se denomina como “inseguridad alimentaria” moderada o grave, dice en una nota de prensa el Programa Mundial de Alimentos que llevó a cabo el estudio a invitación del Gobierno. La inseguridad alimentaria se define como la “insuficiente ingestión de alimentos, que puede ser transitoria (cuando ocurre en épocas de crisis), estacional o crónica (cuando sucede de continuo)”.
El estudio asegura que la falta de alimentos es un problema en todo el país, aunque en algunos estados como o Delta Amacuro, Amazonas y Falcón alcanza niveles más altos. Incluso en las regiones con menores índices, incluyendo a Lara, Cojedes y Mérida, se estima que aproximadamente una de cada cinco personas está en inseguridad alimentaria.
El Programa Mundial de Alimentos asegura que ha tenido “plena independencia” para diseñar e implementar la investigación y que ha tenido acceso a todo el país “sin ningún impedimento ni obstrucción”. Los resultados se han compartido con el Gobierno de Venezuela.
“El PMA espera poder continuar el diálogo con el Gobierno de Venezuela y mantener conversaciones que se centren en la forma de llevar ayuda a aquellos que no tienen garantizada la alimentación”, dijo la agencia en un comunicado.
Trabajar a cambio de comida
La encuesta muestra que un 74% de las familias han tenido que adoptar “estrategias de sobrevivencia” para tener comida. Un 60% han tenido que recortar las porciones que comen, un 33% ha aceptado trabajar a cambio de alimentos y un 20% ha tenido que vender bienes para poder comer.
El consumo de carne, pescado, huevo, vegetales y frutas está por debajo de los tres días a la semana. El problema no es tanto la disponibilidad de alimentos, sino la dificultad de obtenerlos. Siete de cada diez personas dijeron que siempre hay comida disponible, pero que es difícil comprarla debido al alto precio comparado con sus ingresos.
Cuando se les preguntó cómo ha afectado la situación actual en Venezuela las fuentes de ingreso del hogar, la mitad de los encuestados declaró haber tenido una pérdida parcial de sus ingresos, como una reducción de sus salarios o la pérdida de un trabajo. Más de un tercio de los encuestados, un 37%, había experimentado una pérdida total de sus ingresos, como haber perdido su único trabajo o su negocio.
La situación en Venezuela ha hecho que más de 4,5 millones de personas hayan abandonado el país en años recientes. La salida constante de migrantes, aunque permite a las familias depender de remesas, se traduce en una preocupante pérdida del capital humano y social, incluyendo una reducción en el número de profesores, doctores, científicos y otros trabajadores cualificados”, señala el documento.
Servicios básicos
Además de la falta de comida, la encuesta también estudia las interrupciones en los servicios de electricidad y agua, y concluye que cuatro de cada diez hogares sufren interrupciones diarias de electricidad y el 72% tenía un suministro irregular de gas.