El escenario global que estimula la conformación de una amplia arquitectura multilateral, paradójicamente, también representa una de las causas que acechan el multilateralismo
El multilateralismo representa una plataforma para la construcción de gobernabilidad en el mundo; empero, en los últimos tiempos enfrenta serias dificultades. Algunos destacan sus limitaciones para lograr soluciones efectivas frente a los graves problemas mundiales y sus altos costos para los presupuestos de cada país miembro, en particular para los países en desarrollo. Resulta lamentable que no se destaquen sus bondades e importancia para enfrentar los problemas globales.
Conviene destacar que el mundo se hace más interdependiente e interconectado, una dinámica que genera beneficios que todos podemos apreciar, pero también conlleva limitaciones, entre otras, el poder soberano de los países se resiente, su capacidad de acción autónoma se limita.
En este contexto, debemos recordar que los Estados nacionales se constituyen en formas de organización política inicialmente con una visión de autonomía. En el plano interno centralización del poder, al exterior anarquía internacional; sin que se pueda asumir que una autoridad central permitirá superar las contradicciones.
La descentralización internacional se ha constituido en uno de los grandes retos para la creatividad humana, se trata de construir gobernabilidad descentralizada, lo que exige mucho diálogo, negociación y cooperación, fácil de escribir, difícil de alcanzar en un contexto donde la lucha por el poder se convierte en un paradigma fundamental.
Pero las circunstancias van cambiando las transformaciones y las necesidades estimulan a los gobiernos a construir condiciones que permitan la convivencia y garanticen la paz y la seguridad. Las Naciones Unidas podría ser el mejor ejemplo, pero también se van conformando múltiples instituciones en diversos temas para promover certidumbre y gobernabilidad en las relaciones internacionales; es decir, va creciendo el multilateralismo.
Ahora bien, el escenario global que estimula la conformación de una amplia arquitectura multilateral, paradójicamente, también representa una de las causas que acechan el multilateralismo. El desasosiego propiciado por la interdependencia ha tomado una fácil salida en el rechazo de los procesos de integración económica, es el caso del euroescepticismo, que ha logrado su mayor expresión con el retiro de la Gran Bretaña de la Unión Europea (Brexit), pero el virus va creciendo en el continente europeo y otras latitudes, por ejemplo nuestra región hoy se presenta más fragmentada y desintegrada.
Otra de las reacciones ante el arrollador avance de la globalización tiene que ver con la reaparición de versiones rígidas de la soberanía, cargadas de exclusión, xenofobia e intolerancia, situación que caracteriza a los autoritarismos que, en sus diversas manifestaciones, se multiplican en el mundo. El autoritarismo rechaza la gobernabilidad internacional, las instituciones multilaterales y en especial aquellas que velan por la defensa de los derechos humanos y la institucionalidad democrática.
La solución del problema no es fácil, pero no debemos menospreciar los avances que se han alcanzado en la conformación de la sociedad civil internacional. Diversidad de instituciones, en particular las organizaciones no gubernamentales, que despliegan su actividad en diversos campos a escala global, para influir en la construcción de la gobernabilidad internacional y que deberían coordinar esfuerzos para apoyar y fortalecer el papel del multilateralismo.
RECUADRO
Conferencia de Múnich
La Conferencia de Seguridad de Múnich ha celebrado su 56 edición los días del 14 al 16 de este mes, representa uno de los avances de la sociedad civil internacional que reúne diversidad de participantes públicos y privados para analizar los grandes retos que enfrenta la paz y la seguridad. Surge promovida por Ewald-Heinrich von Kleist en 1963 y representa la faceta política del Foro Económico Mundial de Davos que se reúne en el mes de enero. Uno de los temas centrales ha sido la crisis que enfrenta el multilateralismo. Conviene destacar que la documentación incluye varios países que representan potenciales amenazas a la seguridad y, entre ellos, incluye a Venezuela. Ahora bien, que el tema venezolano forme parte de la agenda evidencia la importancia del problema, pero no garantiza la solución. Esperemos que sus conclusiones de la Conferencia puedan contribuir a la construcción de soluciones efectivas.
Félix G. Arellano