El jardinero venezolano David Peralta no se encuentra satisfecho por lo conseguido hasta ahora con los Cascabeles de Arizona. “Aún quiero más”, dijo
Cuando Kirk Gibson dirigía a los D-backs en el 2014, la temporada de novato de David Peralta, el piloto destacaba la ética de trabajo del jardinero venezolano.
“Siempre que lo veo, está sudando”, Gibson solía decirles a los reporteros.
Nadie sabía qué esperar de Peralta en aquel entonces. Firmado como lanzador en Venezuela en el 2004, Peralta se sometió a par de cirugías del hombro antes de ser dado de baja por los Cardenales en el 2009.
Peralta reapareció como jardinero en el beisbol independiente en el 2011. “Podrían hacer una película de lo que ha vivido”, dijo el torpedero de los D-backs, Nick Ahmed, quien llegó a Grandes Ligas el mismo año que Peralta.
En efecto, Peralta se ganó un rol titular y ha mejorado con cada año. En el 2018, ganó un Bate de Plata y se adjudicó un Guante de Oro en el 2019 pese a que su campaña fue abreviada por lesiones.
Este invierno, Peralta firmó una extensión de tres años y US$22 millones.
Pero Peralta está lejos de estar conforme. “Aún quiero más”, dijo. “Esas dos cosas (el Bate de Plata y el Guante de Oro) ya las conseguí, pero las quiero repetir. Aunque mi meta principal es ganar un anillo de campeonato. Claro que quiero ser elegido para el Juego de Estrellas, pero lo que quiero es ganar una Serie Mundial”.
Luego de temporada sorpresa en el 2019, en la que ganaron 85 partidos, los D-backs, en el papel, se perfilan como contendientes para la postemporada. De llegar, dependerán no solamente de los aportes de Peralta en el terreno de juego, sino tras bastidores.
En los últimos años, Peralta pasó de ser un novato a uno de los líderes del equipo. “Brinda una energía que mucha gente no puede aportar”, dijo Ahmed. “Hay días durante los 162 juegos y hasta los entrenamientos de primavera en los que el trabajo se siente monótono, pero él llega con una sonrisa en el rostro y está agradecido y aprecia estar aquí. No es un agradecimiento conforme, es un agradecimiento con un entendimiento de dónde vino y dónde está ahora. Disfruta el momento. Disfruta lo que hace y anima a quienes lo rodean”.
Peralta, de 32 años, nunca da por sentado su éxito, ya que recuerda que hace apenas siete años trabajaba en un establecimiento de comida rápida para pagar las deudas y poder jugar beisbol independiente.
Los D-backs vieron a Peralta jugando para Amarillo en la independiente Asociación Americana y apostaron a que el guardabosque, quien en aquel entonces tenía 25 años, llegaría a las Mayores. “Todavía siento mariposas cuando salgo al terreno”, admitió Peralta. “Me gusta esa sensación. Es todo el trabajo duro que vengo haciendo y está dando resultados. Las siento a diario. Es una gran sensación. El día que ya no me sienta de esa manera, me retiro. Pero eso no va a pasar por ahora, eso se los aseguro. Significaría que ya no me importa el béisbol y eso no me lo puedo imaginar”.