Desde las calles de Manila hasta una escuela en el este de Londres, la gente de todas partes del mundo conmemoró el Día Internacional de la Mujer el domingo, que pide un fin a la explotación y mayor equidad de género.
Pero las tensiones ensombrecieron algunos eventos, con la policía arrestando a manifestantes en una protesta de Kirguistán y separatistas detonando una bomba durante una ceremonia en Camerún. Nadie resultó herido.
“En distintas formas y maneras, las mujeres son explotadas o se aprovechan de ellas”, dijo Arlene Brosas, representante de un grupo de activistas de Filipinas durante una protesta que atrajo a cientos de personas a una zona aledaña al palacio presidencial. Las manifestantes pidieron mayores salarios, seguridad laboral y exigieron al presidente Rodrigo Duterte que respete los derechos de las mujeres.
En Pakistán, las mujeres protestaron a lo largo y ancho del país, pese a solicitudes presentadas en la corte que buscaban detenerlas. La oposición fue provocada en parte por una frase utilizada en la marcha del año pasado: “Mi cuerpo, mi decisión”.
Algunos grupos conservadores habían amenazado con impedir las marchas de este año con el uso de fuerza. Pero las autoridades paquistaníes se comprometieron a proteger a los manifestantes. Las marchas son algo destacado en un país conservador donde las mujeres a menudo no se sienten a salvo en sitios públicos debido al acoso. El principal partido político islámico, Jamaat-e-Islami, organizó sus propios mítines para contrarrestar las protestas.
Una de las manifestaciones más grandes ocurrió en Chile, donde decenas de miles de mujeres llenaron las calles de la capital con bailes, música y exigencias por una equidad de género y un fin a la violencia contra las mujeres.
Muchas exigieron que la propuesta para una nueva constitución refuerce los derechos para la mujer y miles portaron pañuelos verdes como muestra de apoyo para las activistas de la vecina Argentina, que considera una propuesta para legalizar el aborto.
Miles de mujeres también salieron a las calles de Madrid y de otras ciudades españolas, pese a preocupaciones por la propagación del nuevo coronavirus.