“Vamos para casi un año sin agua en el servicio de Infectología y en febrero se nos fue la luz varias veces y es muy oscuro. Tengo que andar con el teléfono para ver a los pacientes”, denunció Berta Say, enfermera del servicio de Infectología
“Por los niños, por los niños. Aquí estamos por los niños”, fue una de las primeras consignas cantadas en la entrada del J.M. de los Ríos este jueves 12 de marzo. Dos días después del Día del Médico, galenos, profesionales de la enfermería y representantes del sector de la salud se concentraron en la entrada del principal hospital pediátrico de Venezuela para exigir agua, insumos, más personal y medicamentos para poder atender a sus pacientes.
“Aquí hace falta agua, hace falta jabón para lavarse las manos, alcohol, gel para los pacientes y los médicos, hacen falta mascarillas, guantes, sobre todo ahora que estamos con una pandemia en ciernes que puede llegar a Venezuela”, denunció Huniades Urbina, exdirector del hospital de niños.
Un camión ocupaba la entrada del hospital. Ante la presencia de funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), que también estaban en los alrededores del hospital, los hombres bajaban cajas con insumos y medicamentos mientras los trabajadores de la salud se agrupaban. “Fraude, fraude”, expresaban los manifestantes tras denunciar que los insumos llegan “dependiendo de la protesta que haya”.
Zulema González, madre de Juan, un niño con anemia drepanocítica, volvió a protestar este 12 de marzo. Su hijo se atiende en el servicio de Hematología del J.M. de los Ríos, donde lleva tres años esperando por un trasplante de médula ósea. La Fundación Venezolana de Trasplantes (Fundavene) aún no les ha dado respuestas luego de ofrecer la posibilidad de trasladar a los niños al exterior para hacerles los procedimientos, y cada día aumentan los precios de los estudios sanguíneos que constantemente deben hacerle al pequeño.
En enero, el servicio de Hematología suspendió consultas por falta de condiciones, pues no cuentan con suministro de agua corriente, reactivos para realizar estudios de laboratorio y déficit de personal.
“No hay agua en el hospital. El agua la pasan por una manguera desde la calle. Las mamás cargan agua hasta los pipotes que están en el baño para que los niños puedan hacer sus necesidades y lavarse las manos”, expresó.
Berta Say, enfermera del servicio de Infectología, asegura que carecen de medidas de seguridad y protección. Los tapabocas son insuficientes y su servicio ha sido uno de los más afectados por las deficiencias de los servicios públicos.
“Vamos para casi un año sin agua en el servicio de Infectología y en febrero se nos fue la luz varias veces y es muy oscuro. Tengo que andar con el teléfono para ver a los pacientes”, agregó.
El servicio Mi Gota de Leche, Centro de Lactancia del J.M. de los Ríos, tiene solo cuatro consultores de lactancia: dos médicos y dos nutricionistas. Faltan cuatro médicos y cuatro nutricionistas. En el área en el que están, un laboratorio al que fueron reubicados hace siete años, también carecen de agua. “Es penoso ver cómo las madres vienen con sus bebés y traen un botellón de cinco litros de agua para poderse lavar las manos. Es muy injusto y las mamás no disponen de baño y casi tampoco hay baños para el personal. Estamos trabajando en condiciones inhumanas”, expresó Evelyn Niño, pediatra gastroenteróloga y fundadora del centro.
Belén Arteaga, jefa del servicio de Nefrología, denunció que no cuentan con radiología, laboratorios ni trasplantes renales. Este 12 de marzo, Día internacional del riñón, la especialista destacó que se cumplen casi tres años desde la suspensión del programa de trasplantes de rinón. “El programa de trasplantes es importante para los pacientes en enfermedad renal crónica porque es su única expectativa de vida. Por eso nos reunimos acá, para ver si logramos que sean escuchadas nuestras necesidades”, indicó.
Carencias impiden atención
Ingrid Soto, jefa del servicio de Nutrición, Crecimiento y Desarrollo del hospital de niños J.M. de los Ríos, quiere brindar una atención de excelencia a sus pacientes, pero no cuentan con dietas especiales para niños con enfermedades específicas. La ausencia de agua es otro de los problemas que destaca en el hospital.
“Tenemos prácticamente tres semanas sin agua. La ponen temporalmente. Sabemos que las infecciones se transmiten justamente a través de las manos de los médicos cuando no nos las lavamos entre un paciente y otro. No solo por el coronavirus nos tenemos que lavar las manos, tenemos que lavarlas todo el tiempo”, dijo la especialista.
RECUADRO
Gremios y oenegés presentes
Judith León, presidenta de la Federación de Colegio de Bioanalistas de Venezuela; Pablo Zambrano, representante de la Federación de Trabajadores de la Salud (Fetrasalud); Carlos Walter, exministro de Salud y representante de la Alianza Venezolana de la Salud; Jaime Lorenzo, director de Médicos Unidos por Venezuela; y Ana Rosario Contreras, presidenta del Colegio de Profesionales de la Enfermería del Distrito Capital, también acompañaron la protesta. Todos exigieron, junto a los trabajadores del hospital, atención de calidad para sus pacientes.
“La salud no es simplemente la ausencia de enfermedad, la salud comprende una serie de factores. Es un completo estado de bienestar biopsicosocial. Cada vez que entra un paciente acá, no solamente es la falta de insumos, de servicios, de recursos que no hay, es todo un contexto social. Es un niño que llega a la emergencia y le pides un examen de laboratorio y no hay”, expresó Vietnan Vera, vicepresidente de la Sociedad de Médicos del hospital y parte del servicio de Terapia Intensiva, que dejó de ingresar pacientes por falta de personal y equipos.
Mariana Souquett Gil/Efecto Cocuyo