Los casos mundiales de coronavirus superaron el jueves la marca del millón, con más de 52.000 muertes a medida que la pandemia seguía expandiéndose en Estados Unidos y el número de muertos aumentaba en España e Italia, según un recuento de datos oficiales de Reuters.
Italia es el país que ha registrado más muertes, cerca de 13.900, seguido por España. Estados Unidos tenía el mayor número de casos confirmados, más de 240.000, según los datos.
Desde que se registró el virus por primera vez en China a finales del año pasado, la pandemia se ha extendido por todo el mundo, lo que ha llevado a los Gobiernos a cerrar empresas, paralizar aerolíneas y a ordenar a cientos de millones de personas que se queden en sus casas para intentar frenar el contagio.
Ante unas medidas de ayudas públicas sin precedentes para sostener la economía, las solicitudes semanales de desempleo en Estados Unidos se incrementaron hasta alcanzar una cifra récord de 6,6 millones, el doble de la cifra de la semana anterior, que también había supuesto un máximo histórico. Estas cifras reforzaron la opinión de los economistas de que el mayor auge del empleo en la historia de los EEUU probablemente terminó en marzo, y que se esperaba que el desempleo aumentara aún más.
Las morgues y hospitales de la ciudad de Nueva York, el epicentro del brote en los Estados Unidos, sobrecargados, se encontraban con dificultades para tratar o enterrar a las víctimas, mientras el gobernador del estado de Nueva York, Andrew Cuomo, ofrecía una sombría predicción de que el resto del país pronto se enfrentaría a la misma miseria.
El personal de un centro médico en Brooklyn fue visto tirando sus batas, gorras y otras prendas de protección en un cubo de basura en la acera después de sacar los cuerpos del hospital y cargarlos en un camión refrigerado.
En España el número de muertes aumentó a más de 10.000 el jueves después de un récord de 950 defunciones en un día, pero registró una desaceleración en el aumento diario de infecciones y muertes.
España perdió puestos de trabajo a un ritmo récord desde que empezaron las restricciones para luchar contra el coronavirus, con la pérdida de 900.000 empleos desde mediados de marzo.
En su primera aparición tras recuperarse del virus, el ministro de Salud británico Matt Hancock prometió multiplicar por diez el número de pruebas diarias de detección del coronavirus para finales de mes, después de que el Gobierno recibiera críticas por no haber realizado controles masivos a los trabajadores sanitarios y a la población.
En principio, Reino Unido adoptó un enfoque comedido ante el brote, pero el primer ministro Boris Johnson, que dio positivo en la prueba del virus, cambió de rumbo e impuso estrictas medidas de distanciamiento social después de que un estudio predijera que un cuarto de millón de personas en el país podía morir de no tomar medidas más drásticas.
En Italia, que alcanzó un pico diario de 6.557 nuevos casos el 21 de marzo y constituye alrededor del 28% de todas las muertes globales, el número de muertos se elevó a 13.915 el jueves. Pero fue el cuarto día consecutivo en el que el número de nuevos casos se mantuvo dentro de un rango de 4.050-4.782, lo que parece confirmar las esperanzas del Gobierno de que la curva de contagios se esté aplanando.
Italia fue el primer país occidental que introdujo prohibiciones drásticas de movimiento y actividad económica, habiendo confirmado por primera vez la presencia del coronavirus hace casi seis semanas.
En Rusia, el presidente Vladimir Putin prolongó hasta el 30 de abril un período no laborable remunerado en todo el país, sólo una semana después de que el Kremlin dijera que no había ninguna epidemia.
Hay una preocupación especial por la propagación del virus en países con problemas previos de inseguridad y sistemas de sanidad débiles.
En Irak, tres médicos involucrados en las pruebas, un representante del Ministerio de Salud y un alto cargo político dijeron que había miles de casos de COVID-19, muchos más de los que se han informado públicamente. El Ministerio de Salud lo negó.
En América Latina, Ecuador dijo que estaba construyendo un campamento especial para los fallecidos por el coronavirus en la ciudad más grande del país, Guayaquil, donde más de 80 personas han muerto.
El presidente brasileño Jair Bolsonaro restó importancia a la pandemia, diciendo que “no es todo lo que se pretende” y que ningún hospital del país alcanzó su plena capacidad. Pero ante la negativa de sus asesores más cercanos a apoyar su plan de relajar las restricciones del coronavirus para mantener la economía en marcha —según fuentes con conocimiento de la polémica—, Bolsonaro parece cada vez más aislado.
Los primeros 100.000 casos en todo el mundo de COVID-19, la enfermedad respiratoria causada por el coronavirus, se registraron en unos 55 días y los primeros 500.000 en 76 días, según un recuento de Reuters basado en las cifras oficiales suministradas por los países.