A finales del mes de abril repararon las máquinas del departamento de Lencería y Costura y desde entonces, en el turno de la tarde, los voluntarios se quedan sacando moldes de mascarillas y botas quirúrgicas
Un día después que admitiera los dos primeros casos de covid-19, el presidente Nicolás Maduro dijo que distribuirían ocho millones de tapabocas en todo el país para combatir la pandemia del coronavirus. Pero pasaron los meses y la queja de los trabajadores de la salud se hizo colectiva, pues ese insumo no llega. Por eso, en la maternidad Concepción Palacios, los mismos trabajadores se fajan, por su cuenta, haciendo tapabocas con material descartable.
A la fecha, el Monitor Salud ha denunciado que centros como la Clínica Popular de El Valle, el Hospital Clínico Universitario y el hospital Vargas, estos dos últimos denominados centinelas, están reusando las mascarillas.
La Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud recomendaron desde el inicio de la pandemia el uso de protectores faciales a las personas que tienen síntomas respiratorios como tos, estornudos o dificultad para respirar, incluso cuando buscan atención médica, para proteger a los que están a su alrededor; las personas (incluidos los familiares) que brindan atención a personas con síntomas respiratorios; y a trabajadores de la salud cuando ingresan a una habitación con pacientes o cuando tratan a un individuo con síntomas respiratorios, y de acuerdo con el tipo de atención que se brindará.
La mascarilla N95 es la indicada para estos casos, pues filtra partículas aéreas, hasta 95 %. Pero en Venezuela no hay suficientes y los costos los hacen inalcanzables al bolsillo de los trabajadores.
Así que la norma internacional, aunque se puso sobre la mesa, nunca se cumplió. Incluso el mismo presidente Maduro promovió en cadena nacional el uso de las mascarillas artesanales.
Saltando todo este contexto, la gente ha buscado la mejor forma de protegerse, y más quienes están en la primera línea de atención médica. El ejemplo vivo es el caso de los trabajadores y obreros de la Maternidad Concepción Palacios, que a finales de abril se pusieron a reparar las máquinas del departamento de Lencería y Costura y, ahora, en el turno de la tarde, varios voluntarios se quedan sacando moldes de mascarillas y botas quirúrgicas.
Los protectores que sacan son distribuidos en la maternidad y en otros centros de salud, según Silvia Bolívar, representante sindical.
La cuenta de cuántos han hecho hasta ahora es un dato que no promocionan, pues lo que se activó fue el trabajo en equipo y solidario. Todos están poniendo un granito de arena, hay un equipo que corta, otro cose, otro almacena y otra gente buena que distribuye.
Vale recordar que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) adoptó el 18 de marzo de 2019 la Resolución 13/2019, mediante la cual otorgó medidas cautelares a favor de las mujeres pacientes que se encuentran en las salas de parto y área de emergencia, así como los recién nacidos del área de neonatología de esta maternidad, tras considerar que se encuentran en una situación de gravedad y urgencia de riesgo de daño irreparable a sus derechos.
Hasta ahora esas medidas no han sido tomadas en cuenta, en perjuicio de la familia venezolana.
Mabel Sarmiento/Crónica.Uno