Por Gabriel Puerta
Muchas interrogantes se han generado en torno a este planteamiento, y no es para menos, el asunto ya tiene historia. No vamos a detenernos en el recuento de episodios que podría ser útil para apreciar la variación de matices importantes. Queremos centrarnos en algunos aspectos preocupantes.
El Gobierno de Emergencia Nacional (GEN) es el planteamiento central de la táctica para dar respuesta a esta grave y dramática circunstancia nacional, que tiene la amenaza de convertirse en una catástrofe humanitaria. No es una propuesta para negociar con el régimen.
Tampoco sustituye a la estrategia. Ni debe llevarnos a la idea de desentendernos de la construcción de una poderosa fuerza unitaria, consciente y decidida a restablecer la democracia y un régimen de libertades.
Resulta entonces un contrasentido afirmar que el Consejo de Estado se conformará con tres designados por el régimen, tres por la oposición y uno de mutuo acuerdo. Ese planteamiento fue correcto en tiempo anterior. Además no es concordante con el planteamiento que se hace desde el Centro de Comunicación del Gobierno Encargado donde dicen, en referencia a la conformación del GEN y del Consejo de Estado, que será amplio, plural, sin Maduro, narcotraficantes o violadores de derechos humanos. Se buscará la inclusión de todos los sectores políticos y sociales del país que lo hagan viable y sostenible.
Para ser exitosa, una iniciativa táctica como la que analizamos exige manejarla con mucha flexibilidad, con mucha disposición a cambios o variaciones en correspondencia a la situación política concreta. Sin esquematismo, y abiertos a la comprensión de que son procesos de intervención de muchas determinaciones, de confluencia de variadas contradicciones, donde la audacia y sabiduría de una dirección puede permitirnos aprovechar las potencialidades de un momento determinado.
La convocatoria y confirmación del GEN la hará Guaidó. Pero eso será el resultado de una gestión que hay que hacer. Dada la importancia y el esfuerzo que se requiere, hemos propuesto la constitución de un equipo o comisión que asuma la responsabilidad de la tarea. Que va desde el diseño, orientaciones, plan, hasta los acuerdos con sectores y personalidades. Bajo esas directrices todos los integrantes de las organizaciones que conformamos el movimiento unitario podemos sumar esfuerzos para el logro del objetivo. Teniendo muy en cuenta que es principal la tarea de robustecer nuestras propias fuerzas y sus vinculaciones sociales.
Con la línea de la presión social como vía hemos marchado en estos tiempos. Desde un inicio dijimos que no debíamos ser limitantes al sobreadjetivarla porque frustrábamos sus capacidades. Grandes movilizaciones y variadas acciones e iniciativas se han materializado, pero el objetivo no se ha alcanzado porque simplemente la presión no ha sido suficiente para llevar a la mesa de negociación a la dictadura en la disposición de despejar la vía electoral. Siempre han estado la maniobra, la manipulación y el incremento de la represión. En definitiva esta estirpe de gobernantes solo apreciarán el costo de su salida cuando vean que la presión es un peligro cierto para ellos. Y para eso se necesita la articulación y conjunción de todas las fuerzas y de todos los apoyos nacionales e internacionales. Vivimos tiempos cuando eso es posible. Las condiciones están dadas. La dirección debe ponerse a la altura del momento.