Las ruinas de la plaza y de la iglesia que datan del siglo XIX y que fueron registradas como bien patrimonial venezolano, emergen nuevamente de las disminuidas aguas del embalse, producto del eventual decrecimiento de este reservorio artificial que surte de agua a Caracas
El estado actual del embalse de Camatagua, ubicado al sur del estado Aragua, responde muchas interrogantes sobre la sequía que ahora mismo sufren los habitantes de la Gran Caracas. Construido en 1967 sobre las construcciones y calles de un pueblo que una vez fue muy próspero, hoy deja ver sus ruinas producto del descenso de las aguas.
Debajo del embalse quedó sumergido el pueblo de San Francisco de Cara, bautizado así en nombre de San Francisco de Asís por fray Ildefonso Zaragoza, quien le agregó al nombre el vocablo indígena Cara, en honor al cacique de esos parajes.
Cada cierto tiempo, con el descenso de las aguas del embalse, los pobladores de Camatagua pueden recobrar la memoria y apreciar las ruinas de la iglesia y de la plaza de San Francisco de Cara.
Durante el pasado mes de mayo de 2020, algunos pobladores de la zona hicieron llegar a los medios de comunicación algunas imágenes de este ancestral paisaje, en las que se puede apreciar lo que queda de la vieja iglesia, los restos del busto de Simón Bolívar, algunas caminerías de la plaza y, al fondo, a casi tres kilómetros caminando sobre las llanas aguas del embalse, el cementerio.
San Francisco de Cara contaba en 1783 con unos 1.169 habitantes para cuando fue visitado por el obispo Mariano Martí. La fertilidad de las tierras aragüeñas dio paso a la siembra y a la ganadería y, en consecuencia, a la prosperidad del pueblo, que plasmó su profunda fe católica en una iglesia y otras capillas construidas posteriormente. “El censo de 1870 arrojó la cantidad de 8.000 personas, pero poco a poco, con la gripe española, el paludismo y las guerras civiles, fue mermando la población. La reubicación de los habitantes de San Francisco de Cara produjo en ellos un sentimiento de impotencia debido a que consideraban que su identidad se trastocada por esa acción”, se lee en el blog Camatagua es mi pueblo.
La fe pueblerina quedó ahogada cuando sus habitantes fueron desplazados para darle paso, en 1967, a la construcción del embalse Ernesto León David -mejor conocido como el embalse de Camatagua- sobre 7.000 hectáreas, para calmar la sed de la ciudad de Caracas.
Las ruinas de San Francisco de Cara están registradas como bien patrimonial en el Catálogo del patrimonio cultural venezolano 2004-2006, levantado por el Instituto del Patrimonio Cultural en 2006.
El Institutional Assets and Monuments of Venezuela (IAM), organización que trabaja por la difusión y protección del patrimonio cultural venezolano, describe a esta edificación católica, que “consta de una sola nave construida con adobe y cemento, con vanos de puerta central y laterales rectangulares y un gran arco cerca de lo que pudo ser el altar mayor. Su campanario es visible cuando baja el nivel del agua en el embalse de Camatagua”.
La importancia histórica de San Francisco de Cara también radica en que allí nació, el 22 de agosto de 1841, Joaquín Sinforiano de Jesús Crespo Torres, caudillo militar, político y dos veces presidente de la república. “Su valor turístico es amenazado actualmente por la inseguridad reinante en las cercanías de la represa, lo que ha mermado la afluencia de turistas dispuestos a contemplar este bien cultural del estado Aragua. Pero su carga histórica sigue incólume”, alerta el IAM.
Gregoria Díaz/Crónica.Uno