Gerardo Rojas fue detenido el miércoles en un retén en el noreste del país neogranadino en posesión de documentos que lo identificaban como sargento en actividad del ejército venezolano en el estado Lara
Las autoridades colombianas informaron este jueves que capturaron a un soldado venezolano que decía buscar refugio en el país vecino, pero en realidad realizaba tareas de espionaje para sus antiguos jefes, destacó un despacho de la agencia AP.
Gerardo Rojas fue detenido el miércoles en un retén en el noreste de Colombia en posesión de documentos que lo identificaban como sargento en actividad del ejército venezolano en el estado Lara.
“Ingresó al país en calidad de refugiado, con la misión de desarrollar actividades de espionaje a las unidades militares en el territorio nacional”, dijeron las fuerzas armadas colombianas en un breve comunicado acerca de la detención.
No se informó cuándo Rojas ingresó al país, pero los investigadores dijeron que al principio tenía un puesto de venta de jugos frente a unas instalaciones militares y luego consiguió trabajo como guardia de seguridad de una empresa de transporte público en Valledupar desde el cual podía observar los movimientos de una brigada del ejército.
Por la tarde, el general Gerardo Melo Barrera, comandante de la Primera División del Ejército, indicó que a Rojas se le realizaban trabajos de contrainteligencia desde hace más de un año y al parecer forma parte de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB). “En el momento de su aprehensión, esta persona tenía documentos que lo acreditan como militar activo, en el grado de sargento segundo, procedente del estado Lara, Venezuela. El aprehendido, según los datos recopilados, cuenta con los cursos y capacitaciones militares de la dirección general de contrainteligencia militar: curso de cazador, fuerzas especiales, curso de paracaidista, curso de mando y conducción de curso de infiltración”, agregó el jefe militar. Las autoridades venezolanas no hicieron declaraciones de inmediato.
Cientos de soldados venezolanos desertaron a principios del año pasado, cruzaron la frontera porosa y pidieron asilo en Colombia después que la oposición intentó en vano introducir ayuda humanitaria. El presidente Nicolás Maduro dijo que el intento era parte de una campaña respaldada por Estados Unidos para expulsarlo del poder y ordenó a las fuerzas armadas que impidieran la entrada de las provisiones.
En ese momento proliferaron las denuncias de que habría espías entre los soldados. Al principio, muchos tenían la esperanza de formar un ejército en el exilio, y algunos fueron a campamentos secretos de entrenamiento dirigidos por un ex Boina Verde que intentó una incursión fallida a Venezuela en mayo. Otros, decepcionados, se fueron a otras ciudades con sus familias para ganarse la vida como vendedores callejeros, igual que otros migrantes.
Intención de infiltrarse
Horas después, Migración Colombia señaló en un comunicado que el extranjero fue conducido desde la ciudad de Valledupar hacia la frontera con Paraguachón, “donde en este momento se está evaluando la información entregada por el ejército colombiano, antes de tomar una decisión definitiva” sobre su eventual expulsión o ponerlo en manos de la Fiscalía General.Las autoridades venezolanas han dicho recientemente que fueron sus espías los que les permitieron frustrar el malhadado ataque organizado desde Florida por el veterano de guerra Jordan Goudreau. Dos ciudadanos estadounidenses y un grupo de combatientes cayeron presos después de una incursión a una playa cuyo presunto objetivo era apresar a Maduro.
El gobierno estadounidense ha negado toda participación en la conspiración.El ministro de Comunicaciones, Jorge Rodríguez, dijo en ese momento que Venezuela estaba infiltrada “en el seno de la inteligencia de la fuerza armada colombiana”.
El ministro de Defensa colombiano Carlos Holmes Trujillo dijo que se investigará y se llevará a la justicia a quien se halle responsable.