Lamentablemente nuestra sociedad ha sufrido cambios drásticos en su manera de comportarse, de relacionarse, de convivir entre conciudadanos e incluso entre familiares, pero entre esos cambios hay uno que me parece mas significativo y que debemos prestarle total atención y mas en estos tiempos de pandemia y es la Cultura del Relajo porque a mi parecer esta haciendo que obviemos todo nuestro acontecer, nuestro entorno, nuestra manera de comportarnos sin respeto y norma alguna.
La cultura de relajo tiene una peligrosa propiedad como es la de propagarse aceleradamente como si se tratara de un virus que a todos contagia. Una de las vías que utiliza para ellos es el modelaje sumado a la impunidad. Cuando una persona se da cuenta que alguien desarrolla un comportamiento indebido y que este beneficia y no hay penalizaciones para el infractor, tiene todos los incentivos para convertirse en un multiplicador de conductas negativas.
Quiero decir con esto que aquella idiosincrasia que nos caracterizaba hace años tales como la camaradería o el ser dicharachero, se ha ido diluyendo con el tiempo, ya que ante la impunidad, los malos servicios, la mal llamada viveza criolla y la falta de confianza que existe hacia los cuerpos policiales, todo se ha venido a menos y se dan situaciones negativas como por ejemplo que un hombre este golpeando a una mujer en plena calle y ninguna persona intervenga, o que un mal usuario de un transporte publico dañe la unidad y ninguna persona objete o tan siquiera interfiera.
Pero en este momento, en este justo momento, es necesario habituarnos a una nueva realidad, una nueva forma de comportarnos, una nueva forma de vivir y todo esto debido al coronavirus denominado Covid-19, hemos visto como la curva de contagios ha aumentado de manera estrepitosa, donde por mas llamados de los entes gubernamentales a no salir de los hogares si no es estrictamente necesario, a utilizar los implementos de bioseguridad básicos, a implementar el lavado de manos o el distanciamiento social, no hemos acatado las recomendaciones y estamos expuestos a contagiarnos por nuestra cultura del relajo donde la apatía, desidia y dejadez nos carcomen como sociedad.
Para contrarrestar esta situación debemos comenzar por la básico por inculcar los valores, la moralidad y la ética a nuestros hijos en el hogar, mejorar la formación cívica y ciudadana en los centros de educación para ir formando al ciudadano modelo que necesitamos. Cito a Leandro Taub cuando en una entrevista le preguntaron: ¿Cuando debemos comenzar a educar a nuestros hijos? este respondió: 20 años antes de que nazcan, su educación comienza con la nuestra.