La familia Sánchez González estaba conformado por el matrimonio de Emilio y Aurora, y sus hijos Ricardo y Julio César. El primero en contagiarse fue el último mencionado, el menor de todos. Sin embargo, quien falleció primero fue Ricardo, quien a sus 45 años no pudo vencer al COVID-19.
“Lo llevaron al hospital, pero más tardaron en recibirlo que en decirles que tenía media hora de haber muerto”, relató María del Carmen, sobrina del matrimonio.
La desgracia para la familia Sánchez no terminaría ahí, pues don Emilio y doña Aurora también se contagiaron de COVID-19 y el 8 de mayo el padre de familia perdió la vida a sus 68 años. Posteriormente, solo cinco días después, la madre falleció por el mismo padecimiento.
Una sobrina de la pareja, identificada como María del Carmen Álvarez, comentó que Ricardo tenía dificultad para respirar y que al ser trasladado al hospital «tardaron más en recibirlo que en decirles que tenía ya media hora de haber muerto».
La allegada agregó que el estado de salud de los dos hermanos se agravó rápidamente. Ricardo fue incinerado el 30 de abril y un día después falleció Julio César. El padre de las víctimas murió el 9 de mayo por la misma causa al igual que la madre, quien perdió la vida el 13 de mayo.
«Fue una cosa desesperante. Impotencia de ver cómo llega la muerte y sin poder hacer nada. Quisiéramos transmitirle a toda esa gente que se cuide, que cuide a sus hijos y que cuiden a sus padres porque es una muerte horrible», expresó Álvarez tras señalar que toda la tragedia ocurrió en menos de un mes.