Comprender cómo se alimentan los tiburones es vital para gestionar las interacciones humanas
Obtener la mayor información posible sobre lo que comen los tiburones es un factor clave para controlar la forma en que interactuamos con estos animales. Una nueva investigación que examina la dieta de los grandes tiburones blancos (Carcharodon carcharias) en la costa este de Australia ha revelado algunos datos asombrosos.
A partir de un análisis detallado del contenido estomacal de los tiburones, se halló que estos superpredadores pasan mucho más tiempo del que pensamos alimentándose en el fondo del lecho marino, en lugar de desplazarse a lo largo de la superficie en búsqueda de presas.
Los investigadores observaron los alimentos digeridos de 40 grandes blancos jóvenes, descubriendo numerosas especies de peces de las que se sabe que viven en el fondo del mar o pasan el tiempo ocultos en la arena de las profundidades.
Así lo explicó Richard Grainger, ecólogo de la Universidad de Sydney y autor principal del estudio:
El estereotipo de la aleta dorsal de un tiburón sobre la superficie mientras caza probablemente no sea una imagen muy precisa.
Esta evidencia coincide con los datos que tenemos de etiquetar tiburones blancos que muestran que pasan mucho tiempo a muchos metros debajo de la superficie.
La dieta de los tiburones blancos
Si bien el análisis de la dieta proporciona a los investigadores mayor información sobre las preferencias alimenticias de los tiburones blancos, brinda además una ventana a los hábitos migratorios de estas criaturas: dónde se alimentan y por qué podrían verse obligados a moverse.
En promedio, las dietas de los especímenes examinados consistían en un 32 % de peces de natación oceánicos como el salmón australiano, un 17.4 % de peces que viven en el fondo como los uranoscópidos, un 14.9 % de peces batoides como las rayas, y un 5 % de peces de arrecife de coral.
El resto del contenido estomacal estaba formado por grupos de peces no identificados o menos abundantes. Según los científicos, mamíferos marinos, otros tiburones, calamares y sepias también conforman la dieta de un gran tiburón blanco joven.
Al respecto, el ecólogo David Raubenheimer, coautor del estudio, señaló:
Esto encaja con muchas otras investigaciones que hemos realizado que muestran que los animales salvajes, incluidos los depredadores, seleccionan dietas equilibradas con precisión para satisfacer sus necesidades de nutrientes.
Los expertos compararon sus descubrimientos con otros datos recopilados para intentar comprender qué clase de nutrientes están buscando estos escualos. A su vez, esta información ayudaría a saber dónde prefieren vivir y cómo la actividad humana puede interferir con eso.
Conflicto humano-tiburón
Se sabe que los tiburones tienden a moverse más a medida que van creciendo y consumen más grasa en su dieta para ayudar a impulsar estos viajes. En este caso, la dieta y la migración están estrechamente relacionadas, y aunque estos nuevos datos se originan de una muestra relativamente pequeña, se pueden comparar con registros de movimientos de grandes tiburones blancos que han sido etiquetados electrónicamente.
Finalmente, los autores destacan la importancia de comprender los objetivos nutricionales de estos enigmáticos depredadores y su relación con los patrones de migración. Con esto, se podrá tener una idea más clara sobre qué impulsa el conflicto humano-tiburón y cómo podemos proteger mejor a esta especie.