Faltando apenas un poco más de tres meses para las elecciones, el candidato demócrata, un individuo muy gris y sin hacer campaña alguna, está liderando las preferencias de los electores estadounidenses
El próximo 3 de noviembre de este año 2020 se realizarán las elecciones en los Estados Unidos para elegir al presidente número 46 en la historia de ese país.
Para principios del mes de marzo, Donald Trump tenía el viento a su favor.
Había sorteado con éxito, el 5/2/2020, el juicio político (impeachment en inglés), aprovechando la mayoría que tiene el partido republicano en la Cámara Alta (Senado). Ese día quedó absuelto de las acusaciones que se le hicieron sobre las presiones realizadas al gobierno de Ucrania para promover una investigación contra su rival demócrata Joe Biden. Los demócratas sufrieron una contundente derrota.
Ante ese resultado, Trump se presentó como un presidente “para siempre” y calificó lo sucedido como una «victoria» en la «broma del impeachment».
Pero, además, la economía de EE.UU. estaba en franco crecimiento y los niveles de desempleo eran muy bajos.
Todo estaba servido para su reelección. Nadie dudaba de eso. Sin embargo siempre es bueno recordar que Maquiavelo diría en el capítulo XXV de El Príncipe lo siguiente: “No ignoro que muchos creen y han creído que las cosas del mundo están regidas por la fortuna y por Dios, de tal modo que los hombres más prudentes no pueden modificarlas; y, más aún, que no tienen remedio alguno contra ellas. De lo cual podrían deducir que no vale la pena fatigarse mucho en las cosas, y que es mejor dejarse gobernar por la suerte”.
Esa fortuna, en su acepción de “suerte”, que había tenido el presidente Trump, se le ha venido trasmutando en “mala suerte”, responsabilidad exclusiva de él mismo.
Veamos. Lo que parecía ser, a finales de diciembre de 2019, un brote de un virus desconocido en la provincia de Hubei, en particular en su capital Wuhan, se expandió más allá de las fronteras de China y terminó siendo calificada, el miércoles 11/3/2020, como una pandemia por el Director General de la OMS, el eritreo Tedros Ghebreyesus, y que por tanto era global y que todos los países iban a tener que poner mucho de su parte para combatir el virus.
Un día después, el 12/3/2020, el presidente Donald Trump, buscando negar una realidad, diría que el covid-19 «era una gripe». No obstante, Estados Unidos en poco tiempo se convirtió en el epicentro de la pandemia. Ya hoy tiene más de 3 millones de infectados y está acercándose a la cifra de 200 mil muertes, en su inmensa mayoría provenientes de la población de color negro, inmigrantes y pobres.
Pero aún más, Estados Unidos vive una situación interna de “pronósticos reservados”. El vil y horrendo asesinato de Georg Floyd ha generado una serie de protestas violentas en casi todos los estados de la unión, todo causado por el racismo de los sectores supremacistas, que lo encarna muy bien el presidente Trump.
La economía está en franca recesión y los niveles de desempleo ya superan los 40 millones.
De allí que, faltando apenas un poco más de tres meses para las elecciones, la situación se ha revertido y Joe Biden, un individuo muy gris y sin hacer campaña alguna, aparece ahora liderando las preferencias de los electores de ese país.
Aunque pareciera que se tratara de la buena fortuna de Biden, lo que realmente está ocurriendo son manifestaciones de molestias o rechazo hacia el presidente Trump, quien hace todo por perder cada día más votos.
Ahora bien y más allá de quién gane las elecciones, en esa relación pendular entre el republicano y el demócrata, lo que siempre debe quedar claro es que serán los “poderes fácticos” (o el llamado “Estado Profundo”), los que realmente terminarán mandando al interno de esa nación y marcando la pauta en política exterior.
RECUADRO
¿Una sociedad violenta?
Estados Unidos es una sociedad de muchos contrastes sociales, allí pasa de todo.
Solo dos evidencias. Una, el 4/7/2020, mientras se celebraba el 224º aniversario de la fecha en que el Segundo Congreso Continental firmó la Declaración de Independencia, el 4 de julio de 1776 en Philadelphia, en Chicago, más de 67 personas fueron tiroteadas y al menos 13 asesinadas, incluida una niña de 7 años y un niño de 14 años; dos, en Estados Unidos existe un movimiento denominado los Boogaloo Boys, grupo no orgánico y centralizado, difuso, sin estructura ni líderes, y con diferencias ideológicas importantes. Se consiguen desde quienes se identifican con las ideas libertarias, pero también se encuentra los supremacistas blancos.
Concentran su actividad por internet, se identifican como de extrema derecha, usan camisas hawaianas y han anticipado desde hace mucho tiempo una guerra civil apocalíptica, librada según criterios raciales, y algunos de sus adherentes han cometido graves actos de violencia simbólica para incitar a otros a tomar las armas.
Así es esa sociedad.
Franklin González