Rosa Virginia Reyes aún desconoce las causas de la muerte de su hijo, acaecida luego de una jornada de vacunación en el barrio El Pedregal. En el Senamecf le aseguran que no hay reactivos para continuar con los exámenes toxicológicos
Mes y medio después de la muerte de Miguel Ángel Poleo Reyes, un bebé de 11 meses, aún se desconocen las causas. El viernes 15 de mayo a las 2:00 pm, su mamá lo vacunó en una jornada en el barrio El Pedregal y al transcurrir ocho horas de aplicada la dosis lo encontró sin signos vitales en su corral.
Esa noche, Rosa Virginia Reyes le dio teta a su bebé, el medicamento para bajarle la fiebre y aproximadamente a las 9:30 pm lo acostó en su corral. Luego fue a comer y al regresar el niño estaba frío y con los labios morados. “Después de haber estado tan caliente, cuando lo agarré estaba helado. No me demoré mucho comiendo; los médicos me dijeron que mucho aguantó”.
Con su esposo, Francisco Poleo, llevaron al bebé a bordo de una moto hasta la sede de Salud Chacao. Ahí confirmaron su muerte. También se encontraron con la noticia de que 29 niños, que también habían sido vacunados en el operativo, entraron al ambulatorio con síntomas parecidos a los de Miguel Ángel, como fiebre y vómito.
Al hermano de Miguel Ángel le pusieron las mismas vacunas y presentó vómitos y una erupción en el área donde lo inyectaron; estuvo en observación durante 24 horas.
Día fatídico
Rosa Virginia Reyes, de 31 años, llegó a las 10: 00 am al preescolar Virginia Vera, en el barrio El Pedregal, municipio Chacao, donde se llevaba a cabo el operativo organizado por el distrito sanitario Nº 7 de la Gobernación del estado Miranda. Fue con Miguel Ángel y su segundo hijo.
Al bebé le pusieron las vacunas de polio, trivalente, pentavalente y fiebre amarilla. Esta última se aplica a partir de los 12 meses, pero a Miguel Ángel solo le faltaban nueve días para cumplir un año.
En la Emergencia de Salud Chacao atendieron en total a 33 personas: 29 niños y cuatro embarazadas. Los niños presentaron fiebre y cefalea y las mujeres solo cefalea.
“Hice casi cinco horas de cola. Cuando llegué, vi los envases de las vacunas afuera y cuando me tocó el turno seguían ahí, al sol. No lo pesaron, solo fui con mi tarjeta de vacunación y me dijeron cuáles correspondían. En ese lugar solo había cuatro enfermeras, quienes hicieron todo. Sí me pareció raro que la enfermera lo inyectara con la misma aguja en ambos brazos y piernas, y sacó dos vacunas en una, con la misma inyectadora”, contó Rosa Virginia Reyes en una entrevista que le realizara un equipo periodístico del portal Crónica.Uno.
El certificado de defunción que entregó el Servicio Nacional de Medicina y Ciencias Forenses (Senamecf) indica que el bebé murió a causa de un edema cerebral a determinar por toxicológicos y atelectasia bilateral. Sin embargo, esta descripción no es suficiente para conocer detalladamente por qué falleció.
A los padres de Miguel Ángel no les han dado más explicaciones en casi dos meses. En el Senamecf les informan que no tienen los reactivos para concluir con los estudios toxicológicos y, según Rosa Virginia Reyes, la fiscal nacional 66º, Marvin González, le pidió que no fuera más al Ministerio Público porque la investigación estaba demorada.
Poca transparencia
Ante la poca transparencia y la falta de seriedad que ha tenido el Ministerio para la Salud, la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría (SVPP) se retiró del comité de expertos que investigaba la muerte del bebé.
El doctor Huníades Urbina, presidente de la SVPP, explicó a Crónica.Uno que todo paciente hace una parada cardiorrespiratoria cuando fallece, como punto final, que sucede con toda patología dependiendo de la causa de muerte. Y la atelectasia, que también la refleja el acta de defunción, podría indicar que el paciente tuvo un cuerpo extraño en la vía aérea o una obstrucción severa de los bronquios. “Por eso es que se exige el estudio de los líquidos corporales, además de los tejidos y una inspección completa de cómo vio el forense el cadáver, cosa que no aparece. Eso que refleja el acta de defunción no explica la causa de muerte, hay que buscar qué llevó a ese edema y a esa atelectasia”.
El 28 de junio, mediante un comunicado, la SVPP expresó que luego de 45 días de la muerte del bebé el comité de expertos de la investigación omitió las recomendaciones de la Sociedad de Pediatría, que habría sido convocada por el Ministerio para la Salud para el seguimiento al evento supuestamente atribuido a vacunación e inmunización (Esavi), con vacunas del Programa Ampliado de Inmunización (PAI).
Claman justicia
Rosa Virginia Reyes se dedica al cuidado de sus hijos. Su hija mayor -de una relación anterior- tiene 12 años y con su actual esposo tuvo a Miguel Ángel y a su hermano de 3 años. La familia vive en el callejón Poleo del barrio Pedregal, en Chacao. Se mantienen del trabajo de Francisco Poleo en un negocio de repuestos.
Tras conocerse la muerte del bebé luego de la jornada de vacunación organizada por la Gobernación del estado Miranda, el equipo del gobernador Héctor Rodríguez se hizo cargo de los gastos fúnebres. El velorio fue en la Funeraria Vallés y el entierro en el cementerio Jardines de El Cercado, en Guarenas. “Se ofrecieron a ayudarnos. Nos preguntaron si podían ayudarnos con vivienda, trabajo o asegurarle el futuro a mi otro hijo. Después de todo eso desaparecieron, llamo al señor Lenin Sosa, funcionario de la gobernación, y ya no atiende. Nosotros solo queremos justicia, que nos ayuden a saber qué pasó, que hagan las pruebas y detengan a los responsables”.
RECUADRO
¿Los resultados?
En casi dos meses, Rosa Virginia Reyes ha acudido al Senamecf para saber si ya tienen los resultados de las muestras, pero le repiten que no tienen los reactivos. Y además le aseguran que la cuarentena por los casos de covid-19 registrados en el país ha demorado la investigación.
“Nosotros somos una familia de bajos recursos, no tenemos dinero para pagar 500 dólares a un abogado. Sentimos que estamos solos, necesitamos apoyo porque queremos que se haga justicia. Mi hijo tenía toda una vida por delante”.
Rosa Virginia recordó a Miguel Ángel como un niño muy activo e inteligente que comenzó a caminar a los nueve meses y todavía tomaba teta. Solía llevarlo a control con un pediatra privado, que luego no pudo pagar, y luego lo evaluaban en un Centro de Diagnóstico Integral (CDI) en Los Dos Caminos. Aseguró que el niño no tenía otra enfermedad antes de la vacunación.
La familia siente la ausencia pequeño. Rosa Virginia detalló que está muy afectada psicológicamente y aunque nada podrá devolverle a su hijo, espera que se sepa qué ocurrió y el gobierno del presidente Nicolás Maduro responda con una investigación donde haya transparencia en los datos.