En las últimas semanas, videos y fotos subidos a las redes sociales muestran una increíble aglomeración de usuarios en el subterráneo similar a los tiempos de prepandemia, cuando empleados y pasajeros denunciaban un colapso total del sistema
La falta de trenes en el Metro de Caracas, y la aglomeración de personas como consecuencia directa, puede contribuir a que el covid-19 se expanda más en la ciudad capital, alertó este miércoles 19 de agosto la ONG Metro Comunidad.
Al registrarse los primeros casos de coronavirus en Venezuela, voceros del gobierno del presidente Nicolás Maduro aconsejaron cerrar el subterráneo por el alto riesgo de que este se convirtiera en un foco de contagios.
No obstante, el 17 de marzo, las autoridades se decantaron por restringir el acceso al subterráneo y anunciaron que solo empleados de sectores exceptuados de la cuarentena (según el decreto de alarma nacional) podrían viajar en el sistema Metro de Caracas y el Ferrocarril de los Valles del Tuy.
Para ello debían presentar en la entrada un carnet o constancia de trabajo como prueba de trabajar en los sectores priorizados (salud, transporte, seguridad y servicios básicos).
La empresa de transporte informó, además, que realizaría jornadas de desinfección periódica y reforzarían la limpieza de los trenes y otras áreas de las estaciones. Otra norma fue el uso obligatorio del tapabocas.
Sin embargo, en las últimas semanas, videos y fotos en las redes sociales muestran una aglomeración de usuarios similar a los tiempos de prepandemia, cuando empleados y pasajeros denunciaban un colapso total del sistema.
Todo esto ocurre mientras el Distrito Capital permanece como la región de más casos activos de coronavirus.
Menos trenes
Ese amontonamiento de usuarios en los trenes, andenes y escaleras se debe principalmente a dos razones: la falta de trenes y el “relajo” en los controles de acceso, advierte la asociación Metro Comunidad.
De acuerdo a la organización, que reúne a empleados activos y jubilados de la empresa, la actual oferta de trenes es poca. En línea uno hay un máximo de 10 trenes, en la línea 2 ocho, y en la línea 3 apenas cinco.
“Una oferta de 10 trenes en Línea 1 implica unos tiempos de espera, si están bien distribuidos los trenes en la línea, mayor a 30 minutos”, detalla Jesús Hernández, integrante de la ONG.
Cita el caso de la estación Plaza Venezuela, que recibe pasajeros de las líneas 2 y 3: “Una espera de 30 minutos o más conlleva a que el andén se llene de usuarios. Además, si solamente tenemos 10 trenes, es inevitable que los trenes vengan llenos, al máximo de su capacidad o más”.
El exoperador afirma que “esta situación está ocurriendo prácticamente todos los días desde que se declaró la pandemia” e insiste que “es imposible que no haya aglomeración de personas en el Metro en cualquiera de sus líneas con tan pocos trenes ofertados, aún con las restricciones para el ingreso”.
Otro nudo crítico es la Línea 3, que se “alimenta” del Ferrocarril de los Valles del Tuy, donde también “se hacen colas inmensas y los andenes con pequeños para la cantidad de gente que tiene que recibir”.
Continúan las fallas
El representante de Metro Comunidad señala que a esto se suma que los trenes habilitados prestan servicio con fallas.
Precisa que en la Línea 1 del Metro de Caracas, de una flota de 48 trenes CAF (españoles), 38 están estacionados por falta de repuestos.
Los trenes que quedan son “liberados con fallas”, incluyendo que algunos tienen vagones con motores y frenos aislados. “Es como si fuera un peso muerto arrastrado por los demás vagones”, explica. Otros tienen fallas de puertas, en el sistema de iluminación y el aire acondicionado.
Agrega que de cinco trenes que funcionan en la Línea 3, tres de ellos tienen un vagón que no presta servicio, es decir al que no pueden acceder los usuarios porque está aislado y tiene las puertas bloqueadas.
Por estas circunstancias, la empresa de transporte tuvo que pedir prestados trenes metrópolis al Metro de Los Teques para que circulen en las líneas 2 y 3 del subterráneo caraqueño.
El personal especializado para hacer reparaciones también es escaso, la mayoría renunció por los bajos salarios.
La ONG Familia Metro coincide en señalar que no es que haya aumentado el número de usuarios desde que comenzó la cuarentena, sino que “con tan pocos trenes pareciera que el Metro está full”, dice su presidente Ricardo Sansone.
Aunque no hay forma exacta de calcular cuántos pasajeros usan el sistema, Sansone estimó que a diario circulan unas 350.000 personas.
Relajo en la vigilancia
Ambas organizaciones, consultadas por separado, aseguran que no ha cambiado la instrucción de permitir la entrada solo a trabajadores priorizados, aún cuando Caracas entra en flexibilización de la cuarentena.
Hernández señala que, sin embargo, en el último mes han notado “un relajo” por parte de los funcionarios que fueron asignados para el control de la entrada. Especialmente en las estaciones no tan concurridas.
Todas las estaciones están trabajando con uno solo de sus accesos abiertos y su custodia quedó en manos de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y los milicianos.
La vigilancia es discrecional, opina Hernández, porque mientras se ha reportado en algunos indiferencia, en otros hay denuncias de funcionarios que no dejan pasar a la gente si tiene carnets vencidos.
El vocero de Metro Comunidad cuestiona que, además, la gente está usando muy mal las mascarillas. “Se dejan al descubierto la nariz, si va a hablar por teléfono se quitan las mascarillas. Es inevitable que el Metro de Caracas se convierta en un alto foco de contagio”.
RECUADRO
Transmisión del virus
La doctora Patricia Valenzuela, miembro de la Sociedad Venezolana de Infectología, destaca que “las aglomeraciones en espacios no ventilados, o salones no ventilados, pequeños, son el momento o los lugares que facilitan la transmisión de SARS-CoV-2 que produce covid-19 (la enfermedad)”.
La razón es que se deja de respetar el distanciamiento físico “y las gotitas de saliva van a alcanzar con más facilidad el rostro, los ojos, la nariz o la boca de la persona que tengas más cerca”. Esto especialmente si no se está usando el tapaboca correctamente o si no se tiene protección ocular o con los lentes o un escudo facial.
Explica que cuando la gente habla, ríe, grita, estornuda y tose, “esas gotitas también pueden caer en algunas superficies, que posteriormente son tocadas por otras personas y que éstas a su vez se tocan la cara y así contribuyen a la transmisión del virus”.
Sobre el Metro de Caracas, Valenzuela considera que “un retraso en los horarios en que transitan los trenes también está favoreciendo que se acumule mayor cantidad de gente en los andenes”.
María Victoria Fermín Kancev | Efecto Cocuyo