Coca-Cola, el fabricante de los refrescos más vendidos en todo el mundo, anunció este viernes un plan de reestructuración que ofrecerá el retiro voluntario a unos 4.000 empleados en Estados Unidos, Canadá y Puerto Rico y que puede costarle entre 350 y 500 millones de dólares.
Ya a finales de julio, la compañía Coca-Cola había indicado que ajustaría su portafolio eliminando lo que describió entonces como «marcas zombi», a fin de concentrarse en las de más venta y en aquellas más modestas pero con más potencial.
James Quincey, el consejero delegado de Coca-Cola, dijo que muchas de las 400 marcas de la compañía existen apenas en un solo país y producen apenas el 2 % de los ingresos totales.
«Estamos haciendo cambios para priorizar menos marcas pero que sean más grandes y fuertes en la gama de preferencias de los consumidores», señaló Quincey, quien agregó que la empresa necesita «hacer un mejor trabajo en el sustento y crecimiento de marcas más pequeñas y prometedoras, dejando a un lado algunas marcas zombi».
Los recortes de personal también comenzaron a finales de julio, cuando la firma puso fin a la marca Odwalla de jugos embotellados, una decisión que afecta unos 300 de los 900 empleos en esa operación.
La compañía ha elegido fortalecer las inversiones en marcas como Minute Maid y Simply, y en líneas de producto nuevas pero en ascenso como Topo Chico, un agua mineral gaseosa.