El diputado a la Asamblea Nacional convivió por cuatro meses con cinco personas en una celda de 2.40 metros de largo por 1.90 de ancho. Estuvo 19 días esperando a que le permitieran cepillarse los dientes y tomar una ducha. Nunca tuvo acceso a nada
Con apenas un bombillo para iluminar dos celdas y sin contacto con familiares hasta el momento de su salida. Así fue como el diputado de la Asamblea Nacional (AN), Renzo Prieto, recuerda su detención de cinco meses y 21 días en la sede de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES), cuerpo élite de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) en La Quebradita (San Martín, Caracas).
“Nunca tuve comunicación oficial hacia afuera. Nunca tuve contacto con mi familia, ni una llamada, ni siquiera el día de antier (31 de agosto, día de su liberación) me dieron una llamada con mi familia para decirles: miren, voy saliendo, estoy bien. Tuve que llamar después que salí del secuestro”, dijo Prieto en una entrevista este miércoles, 2 de agosto.
Como es del conocimiento público, el pasado lunes 31 de agosto, el gobierno del presidente Nicolás Maduro concedió excarcelaciones e indultos a 110 personas, como parte de acuerdos alcanzados en la mesa de negociación con los partidos opositores minoritarios. Del total de personas en la lista, solo 50 son presos políticos. Entre los indultados se encuentran los diputados Renzo Prieto, Gilber Caro, Antonio Geara e Ismael León.
Prieto fue detenido sin orden judicial por segunda vez la tarde del 10 de marzo por funcionarios de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) en The Hotel de El Rosal. La defensa del legislador denunció que fue desaparecido e incomunicado por más de 48 horas. El 13 de marzo, el tribunal a su cargo le revocó la medida cautelar sustitutiva de libertad durante su anterior detención.
Sin ver el sol por cuatro meses
Cinco personas más convivían con Prieto en la celda de 2,40 metros de largo por 1,90 metros de ancho, área dispuesta para detenciones de 48 horas (centro de detención preventiva). Entre sus compañeros de celda estaba una persona que tenía meses en el lugar, un funcionario y un preso político del Zulia.
En el calabozo “no se podía distinguir el día de la noche”. Un bombillo iluminaba dos celdas. Luego de cuatro meses de encierro, el 15 de julio salió por primera vez para dar datos personales, como el número del tribunal a su cargo. Les permitieron tomar sol en una de las tres o cuatro salidas. Incluso agarró una insolación por tanto tiempo lejos de la luz.
Prieto solo contaba con el pantalón y la camisa que tenía puesto al momento de la detención. Estuvo 19 días esperando a que le permitieran cepillarse los dientes y tomar una ducha. Nunca tuvo acceso a nada.
Explicó que, en una oportunidad, un funcionario quiso tomarle una fotografía. “Esto pareciera que fuera un secuestro”, le dijo el efectivo a Prieto, quien luego agregó que se sentía incómodo para tomar la foto. Le pidió que se colocara como si estuviera leyendo el periódico. En ese momento aprovechó para leer algunas noticias deportivas, un mínimo contacto con lo que estaba sucediendo afuera.
Prieto mencionó que no tenía información sobre lo ocurrido con el Consejo Nacional Electoral (CNE), las parlamentarias de diciembre y las medidas de bioseguridad por la pandemia. “Tengo que entender el tema antes de salir a la calle”, comentó. Señaló que aún necesita conocer más sobre el proceso electoral de diciembre, pero por lo poco que ha visto, diría que no va a participar. “Yo preferiría quedarme en mi casa quieto, allá con mi familia, manejarme, si el objetivo fuera ya salir de los delincuentes que nos tienen sumergidos en esta desgracia”, concluyó Prieto.
RECUADRO
Punto de vista humano
El diputado de la Asamblea Nacional, Gilber Caro, invita a quienes critican los indultos otorgados por el presidente Nicolás Maduro, “a ponerse en los zapatos” de quienes estuvieron privados de libertad, la mayoría en condiciones inhumanas. Asegura que, tras su liberación, no piensa en elecciones sino en estar con su familia y recuperarse. “Yo asumo el indulto desde el punto de vista humano. Yo tengo una familia, tengo una hija de 14 años. Las personas tienen que ponerse en nuestros zapatos. Estuve desde el 20 de diciembre debajo de una escalera. No podía ni estirar bien los brazos, estaba en una situación difícil, pero tuve que respirar y pensar que yo ya había salido de cosas difíciles y estar preso no iba a ser la excepción”, expresó este miércoles 2 de septiembre en una entrevista de radio.