El aumento de casos de covid-19 en Venezuela y el estado de las escuelas hacen inviable la posibilidad de un retorno a clases presenciales. El Ministerio de Educación evalúa la posibilidad de iniciar esta modalidad en octubre, por grupos de estudiantes
“Prefiero que mi hijo pierda un año escolar a que pierda la vida”. Esta es la afirmación de Yesiel Chacón y muchos otros representantes sobre la idea de un retorno a clases presenciales para este año, en medio de la pandemia de covid-19.
Si bien el ministro de Educación, Aristóbulo Istúriz, confirmó que las clases comenzarán el próximo 16 de septiembre bajo la modalidad a distancia, todavía se estudia la posibilidad de clases presenciales a partir de octubre. La metodología sería con asistencia por grupos de alumnos por semana.
Sin embargo, representantes y docentes se niegan a esta posibilidad en un corto plazo, en vista de la cantidad de casos diarios de covid-19, que apenas se reportan oficialmente.
Carmelis Urbaneja, presidenta de la Federación Venezolana de Maestros en Caroní, estado Bolívar, señaló que no solo no están de acuerdo con las clases presenciales, sino que tampoco están de acuerdo con las clases virtuales mientras no se les garanticen condiciones. “Las condiciones no están dadas, la mayoría de los niños no tienen wifi, los representantes no tienen teléfono adecuado ni computadoras en sus casas. En la mayoría de las escuelas tampoco hay Internet. Sobre las clases presenciales, por favor, si en marzo cuando estaba comenzando la pandemia suspendieron las clases, imagínate ahorita que está más fuerte. Los docentes y niños son vulnerables”, manifestó.
En consulta
En la última videoconferencia con Istúriz se acordó organizar una segunda fase de consultas sobre el retorno a clases presenciales o semipresenciales. Pese a la tendencia negativa por parte de docentes y representantes, directores de zonas educativas coinciden en la necesidad de brindar atención a estudiantes de media, técnica y adultos, sobre todo en las áreas de formación de matemáticas, física, química e inglés.
La propuesta es hacer encuentros programables cada 15 días y con grupos de no más de 10 personas.
Aún así, otro de los elementos que el ministerio no ha considerado es la movilización. La mayoría de los docentes, incluso alumnos, suelen trasladarse de sus casas a las escuelas en transporte público y es evidente el incumplimiento del distanciamiento como principal medida preventiva de covid-19. Las unidades no solo circulan abarrotadas, sino conseguir dinero en efectivo es otra dificultad, porque las entidades bancarias laboran solo en semana de flexibilización y no permiten retiros de más de 300.000 bolívares, según sea el banco.
Escuelas en ruinas
Para el inicio del año escolar 2019-2020 se calculaba que 80 % de la infraestructura de las escuelas públicas no se encuentran aptas para comenzar las clases. Urbaneja aseguró que las instituciones están en peores condiciones y consideró que las clases pueden reiniciar en enero de 2021, luego de evaluar otras estrategias pedagógicas para nivelar al alumnado. La mayoría de los representantes están de acuerdo con los maestros.
Los salarios de los docentes tampoco son muy alentadores como para arriesgarse a enfermarse y no poder costear los gastos de salud. Los maestros en Caroní devengan apenas 800.000 bolívares en una quincena, y entre 1.200.000 y 1.300.000 bolívares en otra. A pesar de que les descuentan el seguro por Ipasme, este centro está desasistido.
RECUADRO
Muchos problemas
“Terminar las clases este año fue difícil por la mala conexión a Internet. Mi esposa y yo igual teníamos que trabajar, pero nos organizábamos para ayudarlo con las tareas que eran bastantes. Pero no estoy de acuerdo con que ahorita vuelvan a las escuelas. Cada vez hay más casos comunitarios, los hospitales no tienen suficiente pruebas y están colapsados, y un tratamiento para covid-19 está súper costoso”, opinó Miguel Urdaneta, padre de un niño de 8 años de edad.
“Yo no mandaría a mi hija a la escuela en este momento. Prefiero hacer un esfuerzo y continuar con las clases a distancia. En el caso de mi hija, la maestra daba opción de que le lleváramos las tareas a la casa o a la escuela y después se buscaba. Hicimos un grupo de WhatsApp y ella mandaba notas de voz, fotos, y por correo otro material”, expresó Yorgelis Suárez.
Jhoalys Siverio / Crónica.Uno