La petrolera italiana ENI busca la autorización de las autoridades estadounidenses para transferir petróleo desde una unidad de almacenamiento flotante deteriorada anclada frente a la costa de Venezuela, esto luego de que en los últimos días se hiciera público el desperfecto que se encuentra en el tanquero aludido.
La unidad flotante de almacenamiento y descarga (FSO, por sus siglas en inglés) Nabarima pertenece a PetroSucre, una empresa conjunta controlada por la empresa Pdvsa. ENI tiene una participación minoritaria de 26 %. Los trabajadores dentro y fuera de la FSO han descrito condiciones precarias a bordo, incluidos equipos defectuosos e inundaciones internas que hicieron que el buque se inclinara. Desde entonces, las reparaciones han permitido que el agua retroceda.
El buque ha estado amarrado en el campo Corocoro de PetroSucre, en el Golfo de Paria, desde hace 10 años. Pero desde que se suspendió la producción el año pasado, ha permanecido inactiva con una carga completa de alrededor de 1,2 millones de barriles de crudo de calidad media.
De acuerdo con la agencia Argus, ENI dio a conocer el pasado miércoles 2 de septiembre que la FSO se estabilizó y se da por descontado cualquier riesgo actual de un derrame de petróleo; algo que también han afirmado expertos independientes, pese a lo cual la petrolera buscaría garantizar que la carga salga del mar.
ENI afirmó que una transferencia requeriría la autorización de Estados Unidos. “ENI está colaborando con PetroSucre para definir e implementar un programa de descarga de petróleo de Nabarima. Este programa implica la utilización de un buque tanque de posicionamiento dinámico y servicios técnicos. Para ser implementado, bajo las sanciones de Estados Unidos, este programa requiere luz verde”, explicó ENI en su declaración.
No está claro si una transferencia de barco a barco requeriría una exención formal del brazo de aplicación de sanciones del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos o garantías explícitas de que la operación -realizada por motivos de seguridad y ambientales- no violaría el régimen de sanciones impuestas por Washington a Pdvsa. Tampoco está claro si ENI conservaría la propiedad del petróleo para poder usarlo o venderlo, y en caso de ser así cómo se pagaría a PetroSucre la parte que corresponde.
La empresa italiana tiene permiso de EE.UU. para comerciar crudo venezolano en un mecanismo de recuperación de crédito permitido por las sanciones, aunque ese país ha indicado que pondrá fin a una excepción relacionada para el suministro de diesel a Venezuela.
El campo Corocoro solía ser operado por ConocoPhillips, antes de una ola de nacionalizaciones en 2007, cuando la estadounidense se retiró.
Los otros activos venezolanos de ENI incluyen una participación del 50 % en el campo de gas natural costa afuera Perla con el socio español Repsol, y una participación del 50 % en la planta de metanol Supermetanol en el complejo Jose. La firma también tiene una participación de 40 % en el bloque Junín 5 en la faja de crudo pesado del Orinoco, 19,5 % en el bloque de exploración Petrolera Güiria y participaciones de 40 % en las áreas de exploración de gas natural Golfo de Paria Oeste y Punta Pescador.