Las grandes ciudades y las capitales de los países en vía de desarrollo, enfrentan problemas enormes a los cuales los gobiernos suelen llamar retos, entre ellos están: la dificultad en la movilidad, inseguridad, desempleo, desplazamiento de población rural a las urbes, contaminación, difícil acceso a la educación y servicios públicos, entre otros.
Según datos de la Organización de Naciones Unidas ONU:
Más de la mitad de la población mundial vive hoy en zonas urbanas. En 2050, esa cifra habrá aumentado a 6500 millones de personas, dos tercios de la humanidad. No es posible lograr un desarrollo sostenible sin transformar radicalmente la forma en que construimos y administramos los espacios urbanos.
El hecho de que las ciudades se encuentren súper pobladas, ha causado el deterioro en la calidad de vida de las personas, no solo porque la calidad del aire que respiramos se ve afectado, aumentan los niveles de ruido, violencia y suciedad, sino porque las oportunidades de estudio, empleo, acceso a servicios públicos, se torna cada vez más complejo.
Según la consultora Arcadis, para que una ciudad sea sostenible debe cumplir con tres aspectos fundamentales:
Aspecto social, se refiere a la esperanza de vida, índices de obesidad, conciliación, delincuencia, costos de vida y dependencia variables que evalúan la calidad de vida de los ciudadanos. El segundo es el medioambiental que se mide por la implementación de energías limpias, contaminación, tasa de reciclaje y compostaje, movilidad, riesgo de catástrofes y emisiones, entre otros. El tercero es el económico que tiene que ver con empleo, turismo, PIB, posibilidades de emprendimiento.
Asumir entonces un futuro desconociendo dichos problemas sería tratar de evadir la realidad, la cual muestra que actualmente el 55% de las personas vive en las ciudades y que esta proporción seguirá aumentando especialmente en las capitales de los países subdesarrollados, según datos de la ONU.
Si bien es cierto que el desarrollo industrial y tecnológico, ha llevado a la humanidad a niveles de comodidad antes impensables, el consumo masivo o a gran escala están dejando su huella en el planeta, que acelera el deterioro de la capa de ozono y el cambio climático.
El mundo se está asfixiando con el plástico, la ONU advierte que cada año se producen más de 400 millones de toneladas de plástico a nivel mundial y sólo un 9 % de los desperdicios producidos son reciclados. Una bolsa de plástico tarda hasta 150 años en degradarse y una botella del mismo material puede tardar 1000 años en desaparecer, por eso es importante sustituir estos productos por otros de tela o papel.
La calidad del aire en las ciudades se ha deteriorado exponencialmente por el gran incremento del tráfico vehicular, la actividad industrial, la gestión de desechos sólidos que generan gases como metano y dióxido de carbono, entre otras causas.
Sin embargo, se han implementado varias acciones en diferentes ciudades del mundo para hacer que sean sostenibles, como la utilización de energías renovables para la movilidad, motivar el uso de bicicletas y de transporte público eléctrico, agricultura urbana, reciclaje, cuidar los recursos naturales, viviendas autosostenibles, etc.
Así mismo, ha tomado fuerza el Green Recovery o Recuperación Verde, “como movimiento que impulsa la transición hacia un nuevo modelo socioeconómico que sea climáticamente neutral, resiliente, sostenible e inclusivo, se proyecta como una estrategia no sólo frente a la recesión económica sino a la lucha contra el cambio climático”.
De otro lado, la influencia de los medios de comunicación y más recientemente con las redes sociales, ha generado desde hace varias décadas un consumo casi exagerado de productos que muchas veces no son necesarios o indispensables para vivir y la mayoría de ellos altamente contaminantes porque son hechos a base de plástico.
Llegó el momento de empezar a cuidar y reparar el planeta, aprender a vivir más simplemente, este es el tiempo en que la humanidad debe cuestionarse frente a su existencia en la tierra y en el legado que quiere dejar a las futuras generaciones, se requiere un cambio de mentalidad con respecto a la convivencia entre personas y la relación con el entorno y el medio ambiente.
Las ciudades sostenibles son posibles aprendiendo de los errores del pasado, caracterizados por la poca planeación en crecimiento y dando prioridad en el futuro a las personas y al medio ambiente.