A esta queja se suma la poca colaboración que les ofrecen a algunas de las personas que están en espera para surtir sus vehículos
“Tanta paja de echarle gasolina a esos enfermos y capaz se mueren al llegar al hospital”. Esta frase la escucharon 23 pacientes renales y enfermos crónicos el pasado 16 de septiembre, cuando se disponían a surtir de gasolina los vehículos en los cuales se trasladarían a recibir sus tratamientos médicos.
El hecho ocurrió en la estación de servicios Romano III en Ocumare del Tuy, estado Miranda, la cual permaneció ocho días cerrada por falta de combustible y precisamente ese día comenzó a despachar, en medio de un caos que obligó el cierre de una de las calles adyacentes debido a la cantidad de conductores que se concentraron en el lugar.
El periodista Ernesto Martínez, quien superó el covid-19 tras pasar 31 días hospitalizado, era uno de esos 23 pacientes. Indignado por lo ocurrido hizo la denuncia. Lamentó que se haya perdido la sensibilidad humana, a propósito del comentario que fue hecho por una de las personas que estaba en cola.
Sumado a ese señalamiento, Martínez denunció el mal trato recibido por parte de los funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) que organizaban la cola. “Nuevamente fueron ajenos a la necesidad de cada uno de nosotros. Algunos de ellos hasta nos trataron de forma vulgar y agresiva, sin importar, inclusive, que había un paciente oncológico con metástasis en muy malas condiciones, a quien mandaron a esperar bajo pleno sol”, acotó.
A diferencia del trato de los uniformados, Martínez destacó la amabilidad de las personas que manejan los dispositivos para pagar a través del sistema Biopago y el apoyo brindado por Alejandro Pulido, miembro de la Federación de Estudiantes Universitarios de la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV). “Logramos surtir de gasolina los carros luego de tres horas de espera. Por nuestra condición, los funcionarios de la GNB deberían tener consideraciones, porque dependemos de un transporte para someternos a los tratamientos médicos que nos mantienen con vida”, destacó Martínez, quien se dializa tres veces a la semana en el hospital Victorino Santaella de Los Teques, luego que sus riñones quedaran comprometidos a raíz de padecer coronavirus.
Rosanna Battistelli
MIP TUY Agencia