La historia de nunca acabar para los vecinos de las zonas aledañas a la Cota 905. El pasado martes se registró un enfrentamiento entre funcionarios de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES), cuerpo élite de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), y miembros de la megabanda de El Coqui. De manera extraoficial, se conoció que, supuestamente, los efectivos rescataban a dos compañeros sometidos en la zona
Nuevamente la niña corrió a la cocina asustada por el sonido de los tiros. A sus cuatro años desconoce qué son unas detonaciones, algunas de armas largas; pero su mamá, Pame (nombre ficticio), sí sabe muy bien de qué se trata: otra vez un tiroteo en la Cota 905.
Esta vez se escucharon con más intensidad que el pasado 25 de agosto de 2020, cuando hubo otro enfrentamiento entre funcionarios de Policaracas y de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) y miembros de la megabanda de El Coqui. En esa oportunidad, la pequeña también corrió despavorida y su mamá tuvo que cocinar con ella cargada, porque no lograba calmarse.
Pame vive en El Paraíso, su panorama más cercano es la Cota 905. Cada vez que oye detonaciones y lee por las redes sociales que hay enfrentamientos en esta zona comienza a temblar, principalmente por su hija.
Aproximadamente a las 11:30 am del martes se originó un nuevo enfrentamiento entre las FAES y la megabanda de El Coqui. Extraoficialmente se habló de un supuesto rescate de dos funcionarios policiales en esa zona, pero la información no está confirmada por otras fuentes oficiales.
Cuando las detonaciones se hicieron más frecuentes, Pame tuvo que lanzarse al suelo de la cocina con su niña. Mientras esto sucedía, su hermana también le contaba a través de WhatsApp que estaba encerrada con sus dos hijas, de 7 y 3 años.
“La niña, la menor, se hizo pipí del susto por el tiroteo”, contó Pame acerca de su sobrina de 3 años.
El tiroteo fue tal que el tránsito debió ser detenido hacia los lados de El Peaje, El Cementerio, la avenida Victoria, la Roca Tarpeya, y a la altura de Quinta Crespo, por la autopista Francisco Fajardo. Los vecinos de estas zonas relataron que escucharon una verdadera guerra por las detonaciones de alto calibre y con tanta frecuencia.
Al empeorar la situación, Pame metió a su hija al baño. Sacó su celular, abrió Netflix y le puso Barbie, la serie. Con esto distrajo a la niña algunos minutos, mientras reforzaba la excusa de que las detonaciones eran fuegos artificiales, “porque ya viene Navidad y están practicando”.
“Ya sé que esta noche ella se va a despertar al menos dos veces llorando. Así pasa cada vez que hay un tiroteo en la Cota”, agregó.
Inicialmente se habló de dos delincuentes muertos, pero la cifra aumentó a cuatro, de acuerdo a los reportes dados a conocer este miércoles. Los rumores de los vecinos indicaban, en cambio, que un adolescente había sido asesinado.
Dos horas de zozobra
En el sector Villa Zoila, en la parte alta de la Cota 905, María (nombre ficticio) vivió más de dos horas de zozobra. En su casa se lanzaron al piso por el temor de que una bala perdida penetrara el techo de zinc.
Con su hija, de 4 años, se metió en una de las habitaciones de la casa y le pidió a su esposo que las tapara con ropa vieja. “Hasta se me bajó la tensión”, dijo.
En Puente Hierro, una vecina relató, a través de su cuenta en Twitter, que algunas balas entraron a su vivienda. Como consecuencia, su mascota, un perrito, resultó herido en la oreja y la perdió. “Estamos bien físicamente. Niñito perdió su oreja, pero está estable, recuperándose”, escribió en su red social.
Asimismo, vecinos de El Pinar comentaron que las detonaciones eran muy fuertes y frecuentes, al igual que en Roca Tarpeya. Incluso, en Montalbán III se escuchaban las ráfagas.
Frecuentemente, los vecinos deben convivir con los tiroteos que se generan entre policías y miembros de la megabanda de El Coqui. El enfrentamiento más reciente antes del registrado este martes fue hace casi un mes, el 25 de agosto de 2020, en el cual fue asesinado el oficial de las FAES, Jesús Veitía.
Información extraoficial señaló que un grupo de delincuentes intentó ingresar al comando de Policaracas que se encuentra en la avenida principal de la Cota 905. Y funcionarios de este cuerpo policial, al percatarse, pidieron apoyo a las FAES y a la Policía Nacional Bolivariana (PNB). Sin embargo, se dijo que, por órdenes superiores, tuvieron que retirar a las tropas del sector.
Las zonas de paz
El abogado criminólogo Luis Izquiel ha declarado que las zonas de paz favorecieron la consolidación de las megabandas al oeste de Caracas.
Las zonas de paz surgieron en el año 2013, en el marco del Plan Patria Segura y del Movimiento por la Paz y la Vida. Tenían la finalidad de que las bandas delictivas entregaran sus armas a cambio de líneas de crédito, estudios y otros beneficios. No fue así.
El Valle, El Cementerio y la Cota 905 están dominados por estos grupos armados, que entre sus líderes tienen a tres de los diez delincuentes más buscados del país, según el Ministerio de Interior, Justicia y Paz: a saber Carlos Luis Revette, apodado El Coqui; Carlos Alfredo Calderón Martínez, apodado El Vampi; y Garbis Ochoa Ruíz, conocido como El Galvis. Juntos conforman la megabanda que se extiende por más de 20 kilómetros entre estas tres barriadas.
Según el ministerio, tienen solicitudes por homicidio, secuestro, robo de vehículos y tráfico de drogas.
Izquiel comentó que la megabanda de El Coqui tiene entre sus filas entre 200 y 300 miembros. Poseen arsenal de guerra, tienen dominio del territorio y control social.
Investigaciones del Observatorio Venezolano de Violencia consideran que el municipio Libertador es el más violento del Área Metropolitana de Caracas, pues se registraron 60 % de las muertes violentas en 2019.
Yohana Marra / Crónica.Uno