Cerca de 100.000 manifestantes salieron de nuevo a las calles de Minsk el domingo para denunciar la reelección del presidente Alexander Lukashenko, protesta contra la cual la policía utilizó un cañón de agua y detuvo a decenas de personas.
El movimiento de protesta sin precedentes, desencadenado por las sospechas de fraude masivo en las elecciones presidenciales del 9 de agosto, sigue reuniendo a decenas de miles de personas todos los domingos, a pesar de la represión.
El domingo por la tarde, más de 100.000 personas, según la agencia rusa Interfax, participaron en una marcha dedicada esta vez a los «prisioneros políticos».