No debemos subestimar las habilidades de los delincuentes cuando se trata de identificar los “eslabones débiles” del grupo familiar para determinar dónde puede ser más sencillo atacar y lograr sus objetivos. Uno de estos “puntos débiles” pueden ser los niños y jóvenes, de allí la importancia de implementar y mantener en equipo con ellos hábitos de seguridad y una cultura preventiva.
Comparto con ustedes algunas claves básicas generales:
Cuando los jóvenes terminan alguna celebración nocturna, se hace común acudir a una de las “calles del hambre” existentes en casi todas las ciudades del país. Esos puntos son lugares donde los delincuentes esperan víctimas para seleccionarlas de acuerdo con su perfil, seguirlas y atacarlas en el camino.
No es seguro iniciar un recorrido por la ciudad llevando amigos a sus residencias. Así se expone innecesariamente no sólo a los jóvenes sino a los padres o representantes que los trasladan multiplicando las posibilidades de ser víctimas. Es más conveniente bajo acuerdo previo, pernoctar en la casa del anfitrión y retornar a casa al otro día en la mañana.
No coloque en su automóvil calcomanías del centro de estudio de los niños o jóvenes, ni presente fotografías en redes sociales donde haga público por ejemplo el escudo del colegio. Son útiles pistas de ubicación para beneficio del delincuente.
Los viajes de placer pueden ser divulgados, pero preferiblemente al grupo familiar más íntimo y al ya estar de nuevo en casa. Leyendas tales como “De Caracas a Maturín” en el vehículo, fotos en el WhatsApp o comentarios a viva voz a extraños, lo convierten en un objetivo ambulante.
La privacidad es apreciada, pero es necesario saber en todo momento donde están niños y jóvenes. Una herramienta son las aplicaciones que alojadas en teléfonos celulares inteligentes, permiten ubicar de manera bastante aproximada dónde se encuentra el portador. También existen equipos GPS de uso personal e incluso se han desarrollado opciones que se incorporan a la ropa. Mensajes de texto anunciando cambios en la rutina, son vías de comunicaciones sencillas, rápidas y discretas.
Los niños deben saber utilizar un teléfono y les es fácil memorizar los números de sus padres. Dótelos de equipos con teclas grandes y sencillas de manipular. Preferiblemente programe los números telefónicos más importantes de manera tal que hagan marcado rápido. Enséñeles a no prestar el equipo a extraños y asegúrese que siempre tengan saldo.
En los trayectos habituales, los niños deben conocer los sitios seguros a los que acudir en caso de emergencia.
No deben aceptar obsequios ni muestras de productos por parte de extraños.
Mantenerse cerca de sus padres en lugares públicos. En playas y parques nunca pierda de vista a los niños y jamás los deje solos en el automóvil.
El representante debe saber los datos de identificación y contacto de la persona y vehículo que realiza el transporte escolar. Largas despedidas en la vía pública o la permanencia en sitios oscuros y apartados son un “llamado a gritos” para ser asaltados.
Concientice a sus hijos que el consumo de drogas y el exceso de alcohol lejos de hacerlo más popular, eleva las posibilidades de ser víctima de un accidente o de los delincuentes.
Modelar positivamente con el ejemplo es una de las vías más efectivas para ser protagonista de su seguridad. Recuerde que sin oportunidad no hay delito.
@adogelAdolfo M. Gelder