Miranda, 17 de diciembre de 2020 (nota de prensa).- Tras los hechos de Güiria del pasado fin de semana que hacobrado la vida de al menos 22 venezolanos, el dirigente mirandino, David Uzcátegui, hace un llamado para evitar que más venezolanos, se arriesguen enuna travesía que puede hasta costarles la vida, antes que seguir padeciendo esta crisis.
“Es inevitable no sentir una tristeza profunda por saber que a veces se prefiere morir en el mar, que de hambre. La crisis política, económica y humanitaria, ya insostenible para todos. De acuerdo con la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), son más de 5 millones de personas han huido del país, en busca de una vida digna que permita cubrirnecesidades básicas como alimentación, empleo y vivienda y esto se traduce en la mayor crisis migratoria de América Latina en la historia reciente”, explica Uzcátegui
Es imposible no lamentar este escenario: “No es la guerra civil de Siria, nuestro país no está en guerra. Sin embargo, por tierra, mar y aire se desplazanvenezolanos en la búsqueda de mejores condiciones de vida. Algunos hacen riesgosas caminatas de 16 horas diarias, por rutas que pueden alcanzar hasta 3.500 kilómetros. Otros arriesgan su vida en el mar, navegando en pequeñas embarcaciones, sin medidas de seguridad en las que pueden transportar de 25 a 30 personas”.
En el mes de noviembre se conoció de un grupo de venezolanos, entre los cuales había 16 niños, que fueron deportados en Trinidad y Tobago. Durante 48 horas no había noticias del paradero de estas embarcaciones que transportaban a estos niños que junto a otros adultos, huyeron de la extrema pobreza que se vive en Venezuela. “Este caso trasciende a cualquier tema de política internacional. La isla debió haber adoptado un enfoque humanitario y de Derechos Humanos, ya que se trata de una situación que involucra a niños”, agrega el dirigente.
Para el líder mirandino, esto no puede continuar: “Los responsables del hambre, la pobreza, la falta de alimentos y servicios, no dan soluciones inmediatas a esta pesadilla. Nos duelen todos los venezolanos que se han ido, las penurias a las que han tenido que sobrevivir. Nos duelen las familias separadas por la diáspora. Nuestra sociedad se convirtió en una sociedad de padres y abuelos huérfanos. Todos somos necesarios y juntos debemos trabajar en la reconstrucción de la Venezuela posible”.