La Fiscalía General de la República mexicana exoneró al general Salvador Cienfuegos, exsecretario de la Defensa Nacional durante el Gobierno de Enrique Peña Nieto.
El militar volvió a México a mediados de noviembre después de ser acusado por Estados Unidos de cooperar con el clan de narcotraficantes de los Beltrán Leyva.
La petición por vía diplomática del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador obligó a Washington a retirarle los cargos de narcotráfico y lavado de dinero, tan solo un mes después de haber sido detenido en el aeropuerto de Los Ángeles, el 15 de octubre.
La dependencia judicial informó anoche de que después de analizar el caso “se llegó a la conclusión de que el general Salvador Cienfuegos Zepeda nunca tuvo encuentro alguno con los integrantes de la organización delictiva investigada por las autoridades norteamericanas; y tampoco sostuvo comunicación alguna con ellos, ni realizó actos tendientes a proteger o ayudar a dichos individuos”, dice en un comunicado.
Las autoridades mexicanas se quejaron de no haber sido notificados de la investigación que se le hacía a Cienfuegos.
El canciller Marcelo Ebrard llevó el reclamo al embajador Cristopher Landau y al fiscal general William Barr hasta en tres ocasiones exponiendo la “sorpresa” y el descontento”.
México amenazó con expulsar a los agentes extranjeros que estuvieran trabajando en casos en territorio nacional y prometió modificar el marco legal para que estos funcionarios de agencias de seguridad fueran más transparentes.
Para tranquilizar las aguas, Washington envió mediante una valija diplomática a las autoridades mexicanas 700 páginas de pruebas que cimentaban el caso contra el exjefe del Ejército.
La presión diplomática siguió, alentada por el empuje de López Obrador, quien consideró la detención una afrenta a la soberanía, pero quien también prometió abrir una investigación.
La estrategia mexicana rindió frutos y el Departamento de Justicia retiró los cinco cargos ante la completa estupefacción de los jueces federales de Brooklyn, donde iba a efectuarse el proceso.
La vuelta de Cienfuegos a México fue vista como una victoria diplomática sin precedentes de ese país, pero también una clara amenaza de la impunidad que marca la impartición de justicia en México.