El 27 de enero de 1945, las tropas soviéticas ingresaron al campo de concentración y exterminio de Auschwitz-Birkenau, y liberaron a más de siete mil prisioneros que lograron sobrevivir al hacinamiento, torturas y el trabajo forzado ideado por el dictador alemán Adolf Hitler.
En aquellos campos de concentración fueron asesinados más de seis millones de judíos y se le conoce como el mayor exterminio en la historia de la humanidad, nombrado como el Holocausto.
En memoria de las víctimas, el 1 de noviembre de 2015, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) proclamó esta fecha como el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto.
La ONU afirmó, en aquella oportunidad que, “el Holocausto, que tuvo como resultado que un tercio del pueblo judío e innumerables miembros de otras minorías murieran asesinados, será siempre una advertencia para todo el mundo de los peligros del odio, el fanatismo, el racismo y los prejuicios”.
Historia
Entre 1933 y 1945, Hitler instituyó una dictadura e hizo demandas territoriales muy agresivas, amenazando con iniciar una guerra sino eran cumplidas.
Austria y Checoslovaquia fueron incorporadas en 1938 y 1939, respectivamente; en septiembre de 1939 los nazis invadieron Polonia y así inició la Segunda Guerra Mundial.
Cuando el régimen nazi se estableció en Polonia, los judíos y las minorías (homosexuales, gitanos, presos políticos y afrodescendientes), considerados por Hitler como personas “indeseables” por ser ajenas a sus ideales políticos, fueron arrestados y trasladados a los campos de concentración donde se inició un plan de aniquilación racial.
Auschwitz-Birkenau fue el campo más grande de la Alemania nazi y estaba ubicado en las cercanías de la ciudad industrial de Oświęcim, en el sur de Polonia. Se calcula que allí murieron entre 1,1 y 1,5 millones de personas, siendo 90% de las víctimas judías.