Las colas han sido una constante en Estados Unidos en el último año. Para entrar en el supermercado cuando llegó la pandemia. Para votar, en una elección agitada que batió récords de participación. Para hacerse los test de Covid-19, para recibir una ayuda alimenticia. Pero, también,para comprar armas. A la vez que los estadounidenses vaciaban los estantes de papel higiénico, también se lanzaban a las tiendas para adquirir pistolas y rifles.
No es algo sorprendente. En tiempos de crisis, los estadounidenses se aferran a las armas. Las estadísticas sobre verificación de antecedentes, un proceso necesario para la compra de armas y que gestiona el FBI, se vió incrementado en los momentos de crisis que vivieron los norteamericanos en los días previos a las elecciones presidenciales.
Por otra parte la posibilidad que el Presidente Joe Biden entre en un proceso destinado a restringir la adquisición de armas supone un incentivo para que quienes no las tienen comiencen a procurarlas.
Al final una espiral armamentista se apodera de los estadounidenses y crea un peligroso escenario para las crisis políticas que puedan sobrevenir.
Los Angeles Times reportó que las ventas aumentaron incluso en estados como Oklahoma, donde compradores advirtieron que existe el temor que la emergencia por el Covid 19 desate un descontrol social.
Largas filas se vieron este fin de semana frente a la tienda de armas Martin B. Retting en Culver City, en el condado de Los Ángeles, haciendo que la tienda colocara un mensaje en su cuenta de Facebook disculpándose con los clientes por no permitir pruebas en algunas de las armas y no poder atender a todos sus clientes.