Ante el flujo creciente de operaciones en dólares, muchos comercios se enfrentan al problema de dónde depositarlos. Los bancos comenzaron en el último año a ofrecer las llamadas cuentas-custodia, con las que se ofrecía la posibilidad de custodiarlos en sus bóvedas, pero no operar con ellos.
Para negocios como los supermercados de Caracas, que facturan grandes cantidades de dólares en efectivo cada día, esto fue una solución parcial para poner en lugar seguro sus ganancias y la banca venezolana se las ingenió para crear mecanismos que sortearan las restricciones legales y permitieran que esos dólares se utilizaran como garantía en las transacciones.
La novedad es que ahora, con la modalidad que implementará el gobierno, empresas y particulares podrán empezar a usar esos dólares en compras de bienes y servicios utilizando medios de pago electrónicos habituales como las tarjetas de débito.
En realidad, lo que hay detrás es una operación cambiaria solapada. El banco le descuenta al usuario los dólares en su cuenta y le entrega al comerciante la cantidad equivalente en bolívares según el tipo de cambio del día lo que resolvería el problema causado porque el efectivo en bolívares escasea, y los fallos en las comunicaciones inutilizan a menudo los terminales electrónicos de pago.
Además, pese a que cada vez hay más dólares, casi no hay billetes pequeños en esta moneda, lo que muchas veces dificulta que se pueda pagar con ella el importe exacto.
y como muchas operaciones ahora se harán formales, el gobierno aumentará sus ingresos fiscales.
El gobierno no tenía elección, ya que al obligar a la gente a usar el bolívar lo único que estaba provocando era un mercado negro en dólares cada vez mayor, según el criterio de los especialistas.
La autorización a los bancos para que operen con dólares y otras divisas supone un paso más en la línea aperturista que en los últimos meses parece seguir el gobierno venezolano, que durante años aplico serias restricciones a la actividad privada.