Rafael López Aliaga, candidato en pleno repunte para las próximas elecciones presidenciales del 11 de abril en el Perú, afirmó que el país inca ya vivió una tragedia similar a la de Venezuela y que solo pasando por “sobre su cadáver” y el de la mayoría de peruanos cabría la posibilidad que este desastre se repita.
López Aliaga es un caso atípico en la política peruana.
Su historia empieza desde cero y se convirtió en uno de los hombres más acaudalados del Perú.
Su fortuna supera los $1,000 millones, pero más de la mitad de ella la ha donado a programas sociales, en especial de alimentación, salud y educación.
Reveló que su deseo de postular a la presidencia del Perú se produjo hace algunos meses cuando vio los estragos causados por la división política en el país, la corrupción, los monopolios y la ineficiencia.
Dejó de lado sus empresas, fundó el partido Renovación Popular y formó un equipo capaz para asumir quizás el reto más formidable de su vida.
Con 60 años, López Aliaga es un hombre que se hizo solo. Estudió en una universidad nacional y trabajó moliendo caña de azúcar para juntar dinero y poder graduarse como ingeniero industrial en la Universidad de Piura, una institución del Opus Dei.
A los 19 años dio un giro a su vida y asumió el celibato para dedicarse a Dios. Desde entonces no ha parado. Y su plan de gobierno se basa en un programa que pone como énfasis hambre cero, salud, educación, libertad de empresa y todo ello en el marco de un enfoque social cristiano.
Muchos consideran que las próximas elecciones del Perú, en la que por ahora hay 16 candidatos y dos tachados pero con opción de apelar, serán una lucha entre la izquierda y la derecha y una batalla crucial en la que se asegura que el eje de Venezuela, Maduro y Cuba tratará de establecer una cabecera de playa en un nuevo país.
“En el Perú no van a volver las ideas de Venezuela, pues ya pasaron”, exclamó López Aliaga. “Ya vivimos las expropiaciones, la inflación, el terrorismo y la corrupción. No vamos a permitir que en el Perú ocurra lo mismo que en Venezuela. Hemos sufrido tanto para superar esas etapas que no vamos a retroceder. La población no lo va a permitir. Ni hablar”.
López Aliaga hizo su fortuna centavo a centavo, desde el nivel más bajo moliendo caña, hasta empleado en un banco local donde el sueldo le alcanzaba solo para tener un traje que enviaba a la lavandería los viernes en la noche y lo recogía el domingo para ir a trabajar bien atildado el lunes a primera hora de la mañana.
En la Universidad de Piura se había graduado con el primer puesto, en el trabajo en el banco estuvo brillante y luego ingresó a las ligas mayores cuando fue contratado por CityBank. Más adelante pasó a la corporación de Dionisio Romero, entonces el hombre de mayor fortuna en el Perú.
Tras manejar la parte de inversiones de la compañía decidió bailar con su propio pañuelo: abrió un banco de inversiones, luego adquirió una empresa de trenes quebrada del tramo Cuzco-Puno y la convirtió en un ferrocarril de alta gama. Construyó seis hoteles de cinco estrellas, invirtió en hidroeléctricas y ganó y compartió sin pausa.
En su historia republicana que el 28 de julio próximo cumplirá 200 años, el Perú ha tenido 55 presidentes, cuatro en el último periodo, todos ellos con diferentes profesiones: ingenieros, arquitectos, economistas, abogados, militares, pero nunca un gerente. En consecuencia la administración del estado fue siempre un desastre: injusta, corrupta, ineficiente, trabada y burocrática.
Las propuestas de López Aliaga son atrevidas, toman por las astas una situación desesperada como consecuencia de la pandemia y del caos político provocado por el fujimorismo desde que Keiko Fujimori perdió las elecciones del 2016 y provocó la renuncia del presidente Pedro Pablo Kuczynski.
“No soy politico, soy empresario, me he forjado solo y tengo 45 años de experiencia en trabajos en la empresa privada y en el gobierno público; he construido 1,400 kilómetros de vías férreas, mis empresas emplean a 10,000 personas y me especializo en tomar decisiones urgentes al instante”, explicó López Aliaga.
“Si salgo elegido presidente lo primero que voy a hacer será resolver el hambre de la población con el apoyo del voluntariado de los jóvenes; enfocarme en la seguridad ciudadana, el cuidado de la salud con la reactivación de las postas médicas, la educación y la eficiencia en el gasto”.
También hay otros planes de mayor envergadura, como por ejemplo mover la capital de Lima a Junín. El centralismo en el Perú es tan clamoroso que Lima supera los 10 millones de habitantes, y los departamentos que más se acercan son La Libertad y Piura con dos millones cada uno.
“Al mover el poder al centro del país cambiarán las cosas, se creará una red de autopistas que replicará en cierta forma la ancestral vía de unión de los Caminos del Inca”, explicó López Aliaga.
“Se podría crear una ciudad inteligente en las campiñas de Junín, se propiciará un inmenso desarrollo en la Sierra y construiríamos un aeropuerto internacional que descongestionaría el de Lima, que ya no da más. Nuestro modelo es Brasilia”.
López Aliaga plantea, entre otras ideas, unir ministerios y repartirlos de acuerdo a las necesidades. Por ejemplo, el ministerio de cultura al Cuzco. Propone un tren de costa a costa de más de 2,300 kilómetros desde las fronteras con Ecuador y Chile para abaratar el transporte de carga y pasajeros y con energía limpia.
Por otro lado, López Aliaga adelantó que de ser elegido presidente la Primera Dama sería una mujer ejecutiva que se encargaría de apoyar los programas solidarios.
Al comienzo de su campaña hace unos meses, López Aliaga no aparecía en las encuestas y ahora asegura que figura como el número dos, aunque en el sondeo de El Comercio-Ipsos del lunes 15 de febrero se ubica en el puesto ocho con el tres porciento; el líder es George Forsyth, exarquero de Alianza Lima, con 11 por ciento.
Confiesa que lleva recorridos 19 de los 25 departamentos que tiene el Perú y revela que cada vez que visita uno nuevo sube en las encuestas.
“Mi objetivo es ganar la presidencia y tener un buen número de congresistas en el parlamento”, explicó López Aliaga. “Me tomó 90 días elegir entre 500 personas a los 160 candidatos, todos pasaron por un riguroso tamiz. Me acompaña gente que trabaja y que tiene un compromiso con el Perú”.