El papa Francisco pidió hoy el compromiso de la comunidad internacional para llevar la paz a Irak y todo Oriente Medio, «pero sin imponer intereses políticos e ideológicos», en su primer discurso en Bagdad ante las autoridades iraquíes.
El primer acto de Francisco, que llegó este viernes a Irak para una visita de tres días, tras 15 meses sin viajar por la pandemia, fue reunirse en privado durante media hora con el presidente del país, el kurdo Barham Saleh, que le recibió a la puerta del palacio presidencial.
Después y ante centenares de personas reunidas allí, entre autoridades y miembros del cuerpo diplomático, el papa se presentó como «penitente que pide perdón al Cielo y a los hermanos por tantas destrucciones y crueldad» y «como peregrino de paz«.
En un país que ha vivido los últimos 20 años en guerra, clamó para que finalmente «callen las armas, que se evite su proliferación, aquí y en todas partes. Que cesen los intereses particulares, esos intereses externos que son indiferentes a la población local».
Destacó entonces que «la comunidad internacional tiene un rol decisivo que desempeñar en la promoción de la paz en esta tierra y en todo Oriente Medio» y citó «el largo conflicto en la vecina nación de Siria, de cuyo inicio se cumplen en estos días ya diez años».
Y esperó «que las naciones no retiren del pueblo iraquí la mano extendida de la amistad y del compromiso constructivo, sino que sigan trabajando con espíritu de responsabilidad común con las Autoridades locales, sin imponer intereses políticos o ideológicos».
Ante el terror del extremismo islámico que se ha vivido en el país, el papa recordó que «la religión, por su naturaleza, debe estar al servicio de la paz y la fraternidad» y que «el nombre de Dios no puede ser usado para justificar actos de homicidio, exilio, terrorismo y opresión».
El papa, que ha venido a reconfortar a los cristianos que fueron brutalmente perseguidos durante la invasión del Estado Islámico en 2014, quiso recordar que «entre los tantos que han sufrido, a los yazidíes, víctimas inocentes de una barbarie insensata e inhumana, perseguidos y asesinados a causa de sus creencias religiosas, cuya propia identidad y supervivencia se han puesto en peligro».
Tras escuchar el discurso del presidente iraquí, también realizó un llamamiento para que las autoridades «concedan a todas las comunidades religiosas reconocimiento, respeto, derechos y protección» ya que muchos cristianos lamentan que no se les garanticen algunos derechos.
Asímismo, pidió a los políticos que en esta fase de reconstrucción del país «combatan la plaga de la corrupción, los abusos de poder y la ilegalidad», pero al mismo tiempo «edifiquen la justicia, que crezca la honestidad y la transparencia, y que se refuercen las instituciones competentes».
También tuvo palabras sobre la pandemia y agregó que, aunque todos están colaborando, esta crisis requiere esfuerzos comunes «para dar los pasos necesarios» y «entre ellos una distribución equitativa de las vacunas para todos». Las primeras vacunas llegaron a Irak sólo hace unos días.