Colombia lleva una semana registrando más de 400 muertes diarias por coronavirus, una cifra que ha puesto al límite a los hospitales en las principales ciudades y que lleva al país a una situación que no había vivido en anteriores picos.
Este lunes el país notificó 448 nuevos fallecimientos por covid, con lo que acumula 71.799 muertes en toda la pandemia, luego de que la semana pasada fuera la más letal, con más de 3.020 decesos reportados, y las autoridades vaticinan que la situación va a empeorar.
En hospitales de Bogotá como el Tunal, en el sur de la ciudad, la tercera ola se vive de forma «bastante difícil», «crítica y dura», según aseguró a Efe el referente de UCI de este centro, el doctor Jhon Parra, a quien le preocupa que «cada vez llegan más enfermos, más graves y a una temprana edad de 20 a 60 años con una mortalidad de casi el 50 %, casi que uno se salva y otro fallece».
«Las ocupaciones de cama han aumentado dramáticamente. Nosotros desocupamos cinco camas y nos llegan trece solicitudes diarias», lamentó este médico.
Bogotá, el principal foco de la enfermedad en Colombia, totaliza 770.603 contagios y 15.342 muertes, cifras a todas luces desalentadoras.
En esa dirección la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, acudió hoy a las redes sociales para remarcar que todos están «haciendo un gran sacrificio para evitar que el sistema colapse» y que se pueda «seguir atendiendo a todas las personas que lo necesiten».
OSCURO PANORAMA
Por eso y buscando crear conciencia, la alcaldesa López alertó hoy de que a la fecha las UCI en Bogotá están ocupadas en un 91 %, pero que no es solo la capital del país la que está en esa situación, sino que sus vecinos pasan también días críticos.
Según López, Villavicencio, capital del departamento del Meta, reportó ocupación del 100 % de las UCI; Tunja, la capital de Boyacá, del 85 %; y Cundinamarca, del que Bogotá es capital, ya copó el ciento por ciento de sus UCI.
Por su parte, el gobernador de Antioquia, Luis Fernando Suárez, alertó días atrás que «se viene un tsunami de muertes» por la pandemia, y su capital, Medellín, sigue ahogada tratando de atender a todos los enfermos.
Colombia registró el domingo su récord de fallecidos por covid-19, 465, y la pandemia deja hasta la fecha 2.787.303 contagios.
LLAMADOS A DETENER EL PARO
La crisis ha llevado a varias autoridades estatales y locales a desalentar el paro nacional convocado por centrales obreras, los maestros y otros sectores del país para este miércoles contra la reforma tributaria presentada por el Gobierno de Iván Duque al Congreso para su discusión y que grava con más impuestos a la clase media.
La alcaldesa López puso a disposición de las organizaciones sociales del paro nacional el canal público de televisión de la capital y la emisora de radio para que «puedan dar a conocer sus causas».
Al pedido de evitar los tumultos se sumó Humberto de la Calle, quien fue el jefe del equipo negociador del Gobierno durante las negociaciones de paz con la entonces guerrilla de las FARC.
«Se vienen 15 días duros. Motivos para criticar a Duque hay muchos. Pero esta emergencia no es partidista. Es un asunto de la sociedad unida. Se podrá hacer un balance de lo que se hizo y lo que no. Pero ahora todos unidos con disciplina y cuidados extremos. La cosa es seria», expresó en redes sociales.
PROTESTAS
Adelantándose a estas protestas, el sector del ocio nocturno convocó hoy manifestaciones en varias partes del país, entre ellas Bogotá y Medellín, para protestar contra los cierres, el toque de queda y la ley seca que aplica en la capital.
«Están cerrando los bares, estamos sin ingresos para nuestras familias y no hay apoyo del Gobierno», dijo a Efe Carolina Ruiz, una madre soltera que lleva dos meses sin poder trabajar.
Actualmente en casi todas las ciudades se viene aplicando un modelo combinado de toques de queda durante la semana y cierres totales los fines de semana, lo que supone que estos establecimientos no puedan funcionar, por lo que piden que se vaya alternando ese esquema para que se les permita abrir algún fin de semana.
Las manifestaciones se replicaron en ciudades como Medellín, Cali y Cúcuta, esta última en la que los comerciantes rompieron platos y pidieron que los dejen abrir sus negocios.